Introducción


Conté mis años y descubrí
Que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante
Que el viví hasta ahora
Sí,…tengo prisa por vivir
Con la intensidad que solo la madurez puede dar.

Video sobre Noruega:
http://www.youtube.com/watch?v=ZgS2vx1hRqQ&feature=youtu.be

Fue lo deseado para el verano pasado, y se convirtió en el “sueño” de éste.Pero los ojos del año pasado no eran ya los de éste. Ni mis ojos…Ni muchas cosas más

Y completo la cita del principio  porque  refleja mis sentimientos:

Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.

Mi tiempo es escaso como para discutir títulos: quiero la esencia.

Mi alma tiene prisa.

Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas.

Mi meta es llegar al final satisfecha y en paz conmigo misma.

Hemos recorrido parte del Suroeste Noruega a través de hermosos paisajes donde el agua ha sido la protagonista indiscutible: entregándose al vacío en saltos mortales, remansada en claros espejos que reflejaban toda la belleza del entorno multiplicándola por dos, contenida entre orgullosas cimas que se estiran hasta rozar el cielo, rebelde a las estaciones, resistiéndose a entregarse a la dulzura del agua conteniéndose en blancas manchas que dejaron de ser inmaculadas, o corriendo cantarina y alegre a reunirse con el agua salada del fiordos…

Porque en  Noruega la naturaleza ha sido generosa en belleza, pero también exigente y dura.


No es posible atrapar la belleza de este país en unas fotos. Tampoco recogerla en un relato. Ni siquiera transmitirla. Por eso me disculpo.

A Noruega hay que venir con la mente abierta y el espíritu de un niño que es capaz de sorprenderse de todo, de admirarlo todo, de sentir sin poner barreras, de llorar y de reir sinceramente y sin contenerse; de atreverse en cada curva de la carretera porque no sabes lo que te vas a encontrar, de no rendirse al cansancio y de navegar por la claridad de la noche  o entre la bruma de la lluvia siempre un poco mas allá...hay que venir en paz a buscar la serenidad. Sin prisa...solo a disfrutar.





Y de la belleza salvaje noruega nos hemos suavizado en las tierras danesas, donde Copenague nos ha seducido por su juventud y ganas de vivir y sus gentes por su amabilidad y simpatía. Su rica cultura nos ha sorprendido y atrapado hasta sentirnos desbordados.









Ha sido un viaje en el que mucha gente me ha acompañado y ha habido momentos en que han estado muy cerca de mi, acariciando suavemente mi corazón, y donde también, los he echado mucho de menos, sobre todo a mis hijos, a los que hemos dejado luchando por abrirse su propio camino, y a nuestra amiga peluda, Tula, también peleando contra su enfermedad.
A todos los que me quieren...gracias por compartir mi camino.


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