3.2. Sorprendidos


La bicicleta: reina indiscutible. 

20 de julio. Sábado


Itinerario: Copenhague-Lejr(Castillo de Leddreborg)-Roskilde-Koge-Acantilados de Stevns         
Pernocta: Aparcamiento de los acantilados de Stevns (55º16.740 N;12º26.636E). Coste del aparcamiento.
Km:115

Estoy en un sitio absolutamente delicioso. Faltan cinco minutos para las 20h. Estamos en los acantilados de Stevns  (55º16.740 N;12º26.636E) al sur de Copenhague, después de un día tranquilo pero intenso y de haber pateado ayer la ciudad desde las 10 de la mañana hasta las 21 horas para acabar agotados. Entre ducharnos, conectarnos a Internet, ya que el City Camp tenía wifi, y cenar, nos acostamos a las doce de la noche sin poder escribir una línea. Se me acumula el trabajo.

La carretera termina en estos acantilados donde se abre un aparcamiento junto a una encantadora explanada de hierba verde y fresca y un bosquecillo de avellanos. A unos 100 m está la famosa iglesia de Hojerup cuya leyenda dice que se desplaza tierra dentro un poco cada noche de Navidad aunque la realidad es  que cada año el mar se come 10 centímetros de acantilado por lo que la iglesia que estaba a 50 cm del mar, hoy está al borde y en 1928 hubo un corrimiento de tierras que hizo que el coro se precipitara al acantilado. Donde estaba éste hay ahora un balcón que se abre al mar con unas preciosas vistas. Por el estado de la iglesia, parece que ha sido abandonada a su suerte.

Hay un pequeño restaurante en el que parece celebrarse una boda donde  he preguntado si hay algún problema en pasar la noche, respondiéndonos que no. Así  que casi a las 19 horas nos ha parecido un lugar más que estupendo para descansar...que nos hace buena falta. Estoy en una mesa de madera sobre una  pequeña explanada  tapizada de verde y disfrutando de unas patatas fritas con una horchata. El día ha sido hoy espectacular, con un cielo azul sin una sola nube.... como hace tiempo...

Pero antes trato de explicar el título “La bicicleta: reina indiscutible”.

Desde que hemos entrado en el país no hemos dejado de ver como los daneses, independientemente de su edad, o de donde estén, se desplazan en bicicleta. Hace años estuvimos visitando Holanda, pero puedo decir que en este país veo usar la bicicleta más que allí, aunque han pasado ya más de 10 años, por lo que seguramente si regresara a Holanda observaría lo mismo que en Dinamarca.
Por la ciudad todos se desplazan en bicicleta que pueden subir en cualquier transporte público aunque se limita su número total. Hay aparcamientos especiales para ellas, y por toda la ciudad, sin excepción, lo mismo que hay una acera para peatones y una carretera para coches, en medio, está el que yo llamo el “segundo piso o nivel”, el de las bicicletas. 

Los carriles están perfectamente señalizados y en los cruces o intersecciones, las prioridades están también marcadas. 

Me  ha llamado especialmente la atención que con ellas desplazan todo tipo de cachibaches: o bien los empujan o los arrastran. Así se pueden ver muchas bicicletas con una especie de cajón delante, con un diseño mejor o peor, pero destinado a transportar desde diversos objetos a  personas y con relativa frecuencia se ve transportar a niños.

Las bicicletas no solo son las reinas de Copenhague, si no de todo el país. Por todas las  carreteras existen carriles habilitados para que circulen separados de los turismos e incluso hemos llegado a ver auténticas rotondas para salvar cruces, y que a través de pequeños túneles evitan las carreteras. Nos ha parecido sorprendente y admirable la organización y la inversión económica para dotar al país de esta impresionante red.. Estamos muy lejos de acercarnos a ellos en ésto.

Y después de esta descripción y reflexión, continuo.

Nos hemos levantado con mucha tranquilidad. A Angel las 9,00h le han sorprendido remoloneando en la cama. Hemos realizado labores de intendencia para la autocaravana ya que a partir de ahora no sabemos donde podremos abastecernos y a las 10 hemos dejado el City Camp en dirección a Roskilde, su catedral y su puerto, pasando antes de Lejre donde
tenía anotado el castillo de Ledreborg (55º36’23.75”N;11º56’55.42”E) uno de los mejores ejemplos de arquitectura barroca danesa. Pero cuando llegamos nos dicen que sólo se abre para visitas concertadas y que tenían una a las 12,00h en danés, pero cuando he preguntado si había algún problema en sumarnos a ella, nos han respondido con una negativa, pero que podíamos disfrutar de los hermosos jardines. Decepcionada, hemos dado un breve paseo entre inmensos árboles y cuidadas praderas  en absoluta soledad.

No hemos podido encontrar Grammel Lejre al parecer un pueblo típico de casitas sede de un proyecto arqueológico experimental que incluye reconstrucciones y recreaciones de diferentes periodos  de la historia de Dinamarca desde la prehistoria hasta la época de los vikingos, ni tampoco hemos dado con el mayor cementerio vikingo...y es que el país tiene unas señalizaciones  algo penosas y estamos encontrando los sitios porque previamente los había localizado a través del google earth.

Hemos puesto rumbo a Roskilde, antigua capital de Dinamarca antes de serlo Copenhague, donde hemos aparcado con facilidad  (55º38’29.24”N;12º04’51.96”E) casi en el centro donde había un mercadillo que vendía de todo, desde flores, frutas y verduras, pasando por artesanía y un puesto donde anunciaban la venta de “churros”. Pequeño pero variado. Nos hemos dirigido a su catedral, Patrimonio de la Humanidad  desde 1995.

Y a la entrada vuelvo a mostrar mi enojo por carecer de guía en castellano. Me cobran unos 60 kr (8  euros cada uno). Y vuelvo a repetir, no comprendo que en un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad solo exista guia en danés e inglés. Estoy un poco cansada de pelearme con el inglés…ojalá lo entendiera todo, pero me atasco…y desisto.
Esta catedral es el lugar de enterramiento de los miembros de la familia real. Hay cuatro grandes capillas, el coro y el cementerio. Se han realizado funerales de 39 reyes y reinas tanto que la capilla del siglo XV fue llamada originariamente la capilla de los reyes. Las tumbas mas modernas son de 1972 y 2000 y actualmente están preparando la de los actuales monarcas. Yo no he visto en mi vida tal aglomeración de tumbas en una iglesia. Están por todas partes, en el suelo, debajo del altar, encima, en las capillas laterales....como exclama Angel, “’¡vaya cementerio que se han montado aquí!” aunque leemos que también hay ricos ciudadanos enterrados que han pagado mucho por este “honor”. Al margen del altar mayor, cuyo sencillo retablo representa la pasión de Jesucristo, el coro, el órgano y algunas impresionantes rejas, el resto de esta catedral es tumba tras tumba destacando por encima de todas las de Christian III y su esposa Dorotea del XVI consideradas una de las obras más perfectas que ha sobrevivido desde el renacimiento de Dinamarca.

Esta curiosa catedral ha conseguido elevar la muerte a categoría de arte pero multiplicada por cada uno de los reyes que aquí están enterrados, porque cada monumento funerario, es eso, un monumento, es arte, al margen de otras consideraciones particulares que nos podamos hacer cada uno.

De aquí fuimos al puerto  donde  hay algunas reproducciones de barcos vikingos y que navegan en la actualidad y un  museo con los restos de cinco. Cuando llegamos, sábado, con un tiempo estupendo, tenemos problemas para aparcar. Lo conseguimos en un lugar muy agradable donde además leemos que la pernocta esta tolerada (55º 38’58.11”N;12º04’46.01”E). Comemos y salimos a ver el ambiente.

Junto al puerto hay una bonita explanada de hierba donde hay distintos puestos con talleres artesanales en los que chicos y grandes aprenden a hacer las tareas cotidianas que hacían en otros tiempos sus antepasados vikingos, así como juegos diversos. Y todo muy interactivo. En el puerto tenemos la sorpresa de encontrarnos con el Havhingten Fra Glendalough, la mayor réplica de barco vikingo que se haya construido con 29 metros de largo y 60 remeros, con una tripulación de 70 a 80 personas. El barco original fue construido en Dublín en 1042 con roble de Glendalough . Su reconstrucción fue llevada  a cabo en  este astillero durante cuatro años, terminando en el 2004. Zarpó de Roskilde en julio del 2007 llegando a Dublín el 14 de agosto para iniciar el viaje de regreso el 29 de junio del 2008 y llegar el 9 de agosto. Actualmente en un barco de investigación y lo encontramos preparándose para zarpar y entre otras labores, cargando piedras que van amontonando a lo largo de su quilla. Habría sido todo un lujo verla navegar y no quiero ni pensar si además hubiera desplegado su vela.

En el propio muelle encontramos  diversos talleres donde fabrican barcos y otros con todo tipo de explicaciones, como uno  con las materias primas principales para hacer cuerdas como pelo de caballo o piel de foca; nos resulta todo muy interesante y todo gira alrededor de la vida de este belicoso pueblo que quizás nos lo han pintado excesivamente salvaje e inculto, pero la realidad debió ser algo distinta, como ya pudimos comprobar en las Lotfoten cinco años atrás. De lo que no nos cabe duda es que trabajando la madera eran únicos..

De aquí ponemos rumbo a Koge (55º27’33.44”N;12º10’54,18”E). Aparcamiento en el mismo corazón de la ciudad a estas horas casi desierta. Nos dirigimos a la calle Kirkestraede, perpendicular, a donde hemos dejado la autocaravana. Aquí, en el numero 20, se localiza la que es la casa más antigua de Dinamarca y que data de 1527, año que aparece grabado en su dintel. Junto a ella, hay otras aunque un poco más “modernas”, del 1600. Después paseamos hasta la cercana calle Brogade, que cierra la plaza. Varias casas de entramado muy cuidadas nos muestran sus fachadas .A la altura del 5 y 7 nos colamos en un delicioso rincón donde algunos daneses disfrutaban de sus cervezas. Nosotros lo hicimos de un exquisito helado adquirido además, en el numero16 de la Brogade, también vetusto edificio fechado en el XVI ó XVII.

Y de aquí podríamos haber elegido ir a los Moons Klint, a unos 80 km de donde estábamos y que en principio era el destino por hoy. Pero Angel lee lo que tengo escrito sobre  los acantilados de Stevns y para él tiene importancia geológica por lo que decidimos poner rumbo a ellos ya que tan solo estamos a 30 kilómetros.

La verdad es que es un precioso paisaje. Lo que vemos es un acantilado de piedra caliza y tiza que aparece dividido claramente en dos partes por una capa de fósiles de peces aproximadamente a la mitad de su altura. Bajamos por unas empinadas escaleras a la playa llena de piedras y observo entusiasmada que son de silex. Algunas están ya rotas y sus afilados fragmentos se reparten por la orilla. Recogemos muestras para regalar porque son una imagen perfecta de la materia prima que utilizaban nuestros antepasados para fabricar sus herramientas y utensilios de caza.  Algunas tienen el filo tan bien hecho que no sería necesario trabajarlas ya que cortan como auténticos cuchillos. Nos sentamos un rato al borde del mar y como niños disfrutamos tirando piedrecitas contra el suelo. Rebotan  de manera absolutamente aleatoria e impredecible y solo podemos esperar que alguna nos golpee en un ojo. A mí se me ocurre rizar el rizo tirando un puñado de ellas que rebotan y saltan desordenadamente produciendo un extraño y divertido baile.
Cargados de piedras, subimos dispuestos a descansar...unos más que otros porque yo, a las 21 horas, sigo aquí quedándome ya un poco fría y sonriendo cuando dos parejas de invitados salen de la boda y observo como el joven de una de las parejas le toca el culo a su chica –supongo- de forma absolutamente descarada...y pienso en el calentón que le está dando al chaval.

Refresca y me protejo en el interior...


Blancos acantilados
21 de julio. Domingo

Itinerario:  Acantilados de Stevns-Acantilados de Klint-Egeskov-  
Pernocta:   Aparcamiento de barcos de Svendborg. Gratuita.
Km:325

Los invitados a la boda no nos despertaron, pero sí lo hicieron las campanas que convocaban a misa. A las 7, a las 8 y las últimas a las 9. Y a esa hora, ya consiguieron arrancarnos de la cama. Pero ¿a quién se le ocurre llamar a misa un domingo a las 7 de la mañana?. Estos protestantes o calvinistas están locos. Claro que por los coches que había en el aparcamiento no parecía que tuvieran mucho poder de convocatoria.

A las 9 nos levantamos, por fin. Yo estaba realmente cansada, tanto, que apenas cené y me metí en la cama directamente. Este es el segundo día en el viaje que me acuesto casi destemplada debido al cansancio. Además se ha sumado un dolor de cabeza que me ha obligado tomar a las 6 de la mañana un analgésico. Yo digo que la carencia de hormonas pueden explicar esto, aunque esta carencia no consigue explicar otras cosas y no voy a entrar en otros detalles algo más escabrosos.

Fotografié los acantilados con un precioso sol, desayunamos, y fuimos a pagar el aparcamiento. Y siempre nos tenemos que pelear con alguno. En este caso no salía la tarjeta, hasta que descubrimos que estábamos mirando en la ranura equivocada...En fin, para mí, a parte de manejarme en transporte público, ésta es otra de las dificultades más frecuentes con las que me encuentro: pagar los aparcamientos, echar gasolina  o pagar con tarjeta de débito y usar los lavabos de los servicios porque a veces encontrar como funcionan los grifos o los secamanos requiere su estudio, cuando no una pequeña ayuda de alguien  que te ve hacer las cosas mas dispares para que salga agua.
Durante un momento reflexioné sobre una visión algo anacrónica que tuve durante unos instantes: el pastor protestante vestido con una especie de túnica negra hasta los pies y un cuello de un blanco inmaculado como los que llevaba Felipe II, 500 años atrás. Pero....¿no es lo mismo lo que pensaría cualquiera que viera por primera vez a nuestros obispos, a las monjas o al papa?. Supongo que sí, así que me dejé de reflexiones y pusimos rumbo a los acantilados de Moons, en la isla del mismo nombre a 80 kilometros de donde estábamos. 

No tenía coordenadas ni sabía donde estaban, así que le escribí en el navegador la ciudad de Stege y una vez allí seguimos las indicaciones de Moons Klin y siento decir que no tuvimos la precaución de anotarlas luego, así que espero que con las indicaciones dadas se puedan encontrar sin problemas.

A través de un hermoso puente se llega a la isla de Moons y vamos atravesando pequeñas localidades donde veo una señal que no había visto antes. Son las triangulares que indican  peligro y en el interior está escrita la palabra BUMP. Indican blandones y el nombre me resulta más que expresivo. Dejamos atrás  Stege  y llegamos a un camping. Aquí la carretera desaparece y se convierte en una pista con muy buen firme que se interna en un bonito bosque de hayas hasta llegar a varios aparcamientos con barrera donde hay que dejar la autocaravana. En el edificio hay un museo donde se puede pagar el estacionamiento entregándonos una ficha para salir.                          

A la izquierda de este edificio sale una senda hecha con pasarelas de madera y escaleras que asciende y se introduce en un bosque de hayas. Esta senda va dejando ver trozos de los blancos acantilados que se descuelgan vertiginosamente hacia el mar que presenta un intenso azul luminoso contrastando vivamente con el tono blanquecino de las paredes que lo limitan. Anduvimos unos cuantos metros, pero Angel lo que realmente quería y le apetecía era pasear por abajo, así que regresamos sobre nuestros pasos al museo y tomamos unas escaleras de madera que partían de la parte izquierda del museo y que descienden casi interminablemente en un paseo de casi diez minutos hasta finalizar en la playa del acantilado.

El lugar es bonito y estos acantilados… espectaculares. Sin duda, más que los de Stevns, ya que son mucho más altos y de mayor tamaño, aunque según Angel el interés geológico de éstos es algo menor.

Y según salvaba escalones, pensaba en su subida…y me ponía del “revés”.  En este viaje llevábamos ya nuestras buenas raciones de subidas y bajadas y estábamos ya algo “trabajados”. Según descendemos se va mostrando ante nosotros un espectacular paisaje donde una blanca pared casi vertical se introduce en las azules aguas del mar. A los pies, una pequeña playa llena de pedruscos. Angel confiesa que quiere andar, pero yo no le encuentro mayor atractivo, ni siquiera hay piedras de silex, así que decido quedarme sentada bajo un sol de justicia  pero disfrutando de unas hermosas vistas ante un mar azulado salpicado por las blancas velas de los barquitos que se movían por el horizonte.

Y el tiempo pasó rápido  y tuvimos que afrontar la ascensión que realizamos de una tirada en 15 minutos, “step by step” como dirían los ingleses y “fú-fú, fá-fá”, siguiendo una respiración rítmica. Y llegamos arriba sin que nadie, excepto dos niños, nos adelantaran. Bien por nosotros, pese a nuestra edad que supera el medio siglo (aunque unos más que otros).

Reflexionamos  e intercambiamos opiniones sobre nuestros próximos destinos que habíamos variado ya, y si en principio pensábamos terminar nuestro recorrido por Dinamarca en el castillo de Egeskov, al sur de Odense, añadimos un paseo por la ciudad de Ribe y por Harderlev.

Así que pusimos rumbo al castillo de Egeskov a donde intentaríamos llegar dos horas antes de que cerraran, a las 17,00.

El navegador nos da como hora de llegada las 18,00. En nuestro camino vamos pasando por los “bump” y trato de fotografíar la curiosa señal, pero no lo consigo.

Dejada atrás  la isla transitamos por campos sembrados de cereales y más cereales. Realmente hay pocas tierras sin labrar. El paisaje es menos aburrido y monótono que cuando cruzamos Jutlandia, quizás porque aquí hay una mayor variedad de cultivos y más arbolado. Atravesamos un gran puente que une la isla de Selandia con la de Fionía, unos 60 euros. Bastante caro a nuestro juicio.

Cuando llegamos al castillo de Egeskov son ya las 18,00 horas y no nos da tiempo a visitarlo. Así que pido información para planificarla para el día siguiente y pregunto si podemos pernoctar en los amplios aparcamientos que hay, pero me dicen que no está permitido aunque puedo hacerlo. Se eximen de responsabilidad y añaden que la policía puede multarnos.

En el aparcamiento veo una autocaravana suiza y le pregunto si sabe dónde se puede pasar la noche a lo que responde que lo ignora y que se dirige al Suroeste a un puerto de mar a ver si encuentra algo. Iniciamos un breve intercambio de información  en el transcurso del cual le pregunto por el número de idiomas que habla (los suizos me dan muuuucha envidia en este aspecto)  y me dice solo habla “suizo”. Le digo que me está tomando el pelo y reímos juntos.

Desentierro información buscando un área que encuentro a tan solo 20 km hacia el Sur, junto al mar y por una autovía. Nos parece estupendo.  Pero cuando llegamos nos encontramos con un proyecto de centro comercial, en obras, solitario y nada agradable, por lo que decidimos descargar agua y probar suerte. No parece facil, ya que las casas dan directamente al mar y no hay espacios grandes, hasta que de pronto vemos una explanada verde a la que se accede desde la carretera. Parece un aparcamiento de barcos. Hay mucho sitio y encontramos una camper holandesa a la sometimos casi a un “tercer grado”. Resultó ser un holándes “errante” encantador, que viajaba solo mientras que espera la llegada de su mujer: Nos enseña donde están los baños, donde vaciar WC, un lugar con bancos y con unas vistas preciosas sobre el pequeño puerto, una barbacoa…un “Cicerone” estupendo aunque nos avisa de que NO saquemos nada fuera. SOLO DORMIR. No sé que idea tiene de lo que podríamos hacer…Discreción, como siempre hacemos. La noche nos vuelve a sorprender...escribiendo.

WUAUUUUU!!!
22 de julio. Lunes

Itinerario:   Castillo de Egeskov-Ribe
Pernocta: Area de Ribe.( 55° 19′ 29′′ N;   8° 45′ 27′′ E  ) Gratuita.
Km:179

Noche estupenda. Tranquila y con buena temperatura. A las 9 estamos ya más que levantados. Desayunamos, bajamos al puerto y vemos como se lo montan los de los barcos atracados: tienen WC, duchas, para vaciar sus WC, mesas y barbacoas...un lujo.  Vamos, todo lo que nuestro vecino holandés nos mostró ayer es para los barcos atracados. Él lleva enganchado a la camper un barco pequeño y como no pueden dormir en él, durante el día se mueven con el barco, para por la noche dormir en la camper y al día siguiente se van a otro puerto. Compra una tarjeta especial que le permite el acceso a todos los servicios de los puertos daneses. Hay quien se lo monta muy bien…

Decidimos corresponder a la amabilidad de nuestro solitario vecino holandés con unas lonchitas de jamón serrano. Cuando lo ve se pone más que contento exclamando: “ohhhh…jabón” lo que corregimos inmediatamente. Lo había probado en Sevilla, cuando estuvo invitado una primavera por unos amigos suyos. El jamón le ha desatado la lengua y se suelta a hablar en inglés. Ayer el buen hombre lo intentó en español pero el resultado fue un poco penoso pese a que yo insistí en que se expresara en inglés. El jamón le ha animado. Nos dice que estamos en un lugar para dejar los barcos en invierno por lo que hay enchufes a la luz (él está conectado) y grifos de agua. Está jubilado y espera en cuatro días la llegada de su mujer. Aprovechamos para cargar agua y yendo hacia Egeskov paramos en el area donde estuvimos ayer para descargar negras y grises.

A las 10,30 llegamos al castillo de Egeskov. Pero antes, la escasez de gas-oil nos había obligado a buscar una gasolinera y a conformarnos con una que no tenía “bicho” o “persona humana”  pese a que no nos gusta. Sin problemas: tarjeta, PIN+tecla verde y se abre surtidor…echamos gas-oil y mientras, descubrimos una pantalla a modo de televisor que nos muestra publicidad. Buena idea, porque realmente no tienes otra cosa que hacer mientras llenas el depósito. Después, apretamos un botón...y recibo.

Ahora ya, limpitos y llenos de todo, al aparcamiento donde ya hay coches a pesar de ser lunes y relativamente temprano.  210 Kr cada uno (25 euros). Es carete, pero....lo que encontramos en su interior mereció la pena y nos entretuvo hasta casi las 15,30 horas.

Casi  cinco horas y sin parar. Es difícil de calificar lo que hay. Solo puedo intentar describirlo. Hay que verlo y disfrutarlo. Es toda una experiencia pensada para chicos y grandes y para pasar un día completo perfectamente entretenido. Había leído que para verlo completo se necesitaban cuatro horas, pero yo  creo que más, sobre todo si se va con niños.

Y comenzamos nuestra visita convirtiéndonos en niños durante unos minutos y subimos por unas escaleras de caracol que rodean el tronco de una enorme haya y que nos llevan a lo alto  donde comenzamos un peculiar paseo por las copas de los árboles que están unidas a través de pasarelas. Al principio, al notar como éstas se agitan y tiemblan bajo nuestros pies la niñez nos  abandona y recobramos la supuesta sensatez que debe predominar en la madurez, por lo que la inseguridad y el temor se adueñan por un breve momento de nosotros, pero regresa la magia del momento recuperando nuestra niñez  y desplazándonos con soltura por estas pasarelas.  Cuando terminamos regresamos a nuestra edad y entristecidos descendemos...
Una vez abajo nos encontramos con muchos juegos infantiles populares, y un par de escavadoras o grúas que funcionan con “ten kron” así que yo, resistiéndome más a que mi infancia me abandonara,  me siento a los mandos de una y dirijo mi propia mini escavadora por unos minutos. Ya era hora, 52 añazos esperando para esto. Soy un espectáculo para los niños que me miran boquiabiertos...Luego disfrutamos de otros juegos populares dispersos por la zona.

Y de aquí comenzamos  un sorprendente recorrido por varias naves que contienen todo lo que uno pueda imaginarse que se mueva o desplace sobre ruedas y aun más.

La primera nave visitada contiene una impresionante y espectacular colección de motos de todos los tipos, tiempos, marcas y sacadas de todos los más variados y extraños lugares, restauradas algunas. Espectacular colección que supongo que haría las delicias de cualquier aficionado a estos vehículos de dos ruedas, como mi amigo Kike del que me acordé especialmente. Supongo que le hubiera gustado. Por si acaso, hice bastantes fotos pensando en él.

Arriba...coches y bicicletas de todo tipo aunque éstas parecían menos cuidadas, llenas de polvo, estropeadas, como si estuvieran esperando su turno para ser restauradas y sacadas de su sueño para pasar a ser exhibidas en el piso inferior. Supongo que serian piezas de menor interés. Y todo lo que tenía abajo en superficie, lo tenía también arriba llena de estos trastos semiabandonados. Impresionante.

Y seguimos. Ahora tocaban....coches. Otra inmensa nave llena de coches de todo tipo, de todas las marcas, y de cualquier época.  Aquí entendíamos algo más y destacamos sobre todos los Rolls royce –dos-, uno de ellos el fanton, varios cadillac, un ferrari para niños ricos, el numero 26 de 26 que se hicieron en todo el mundo, el primer ford T que se montó en cadena, una autocaravana usada en los años 50 para viajar por España y Portugal por una familia de pintores y que constaba de habitaciones baño y cocina, el precursor de las campers, una furgoneta VW, una caravana Eriba, bugatis, mercedes, buick, MG, 600, porches, prototipos de coches eléctricos que por una u otra razón no salieron al mercado, un taller con todo tipo de herramientas incluida una calculadora, máquina de escribir y radio de la época sobre una mesa de trabajo que sería la oficina ...y todo esto mezclado con aviones, varios motores de éstos, globos aerostáticos, un helicóptero, ultraligeros que colgaban del techo...pero aún nos esperaba más.


Embriagados por todo lo que nos rodea, nos sorprendemos en el interior de un comercio de los años 60, con todos los productos que entonces se vendían y los enseres de la época: máquina registradora, balanza, calculadora, vitrinas y estanterías llenas de cosas que nos devuelven cincuenta años atrás…Y el tiempo se quedó congelado. 


Me emocionaron especialmente unas cajas de latón que mi madre tenía en su cocina cuando yo era una niña. Los colores, los olores, las formas…todo se combina para trasladarme y retenerme en esa época tan feliz de mi vida…y me siento desbordada por la emoción. Está todo igual, como si no hubiera transcurrido medio siglo… Me dejo atrapar por la magia del lugar y me dejo llevar por mis emociones y por mis recuerdos.

Pero no podemos estar eternamente aquí, así que seguimos a otro edificio, este ya más pequeño pero  conservaba diversos carruajes tirados por caballos, sillas de montar normales y de amazona, arreos, bocados, trineos, herramientas agrícolas como una segadora de cereal que yo recordaba haber visto funcionar por lo que serían de los años 60 o 70, mas bicicletas...y al final unas enormes vitrinas, una con diversos utensilios de cocina y otra una carpintería con todas sus herramientas.

Todo esto nos empezó a parecer desbordante, e incluso excesivo. Casi saturados, yo tenía dificultad para procesar y archivar todo lo que estaba viendo, toda la información visual que me llegaba. Y como aquello no había acabado, me veía obligada a “hacer sitio” a lo que llegara, no solo en mi cabeza, si no en mis emociones. Debía de procesar y archivar cuidadosamente todo para perder lo menos posible.
Pudimos relajarnos en un delicioso jardín que encontramos entre estas dos naves. Pero no era cualquier jardín. Era un rincón con plantas aromáticas. Pequeño, pero muy seductor. Ir tocándolas suavemente  para  luego oler nuestras manos extrayendo los diferentes aromas era toda una experiencia, única y deliciosa. Íbamos de un olor a otro distinto e igual de delicioso que el anterior, si no más. Yo tenía que seguir esforzándome para asimilarlo todo, aunque aun seguía sin perder mi capacidad para sorprenderme, lo que era un buen síntoma para mantenerme alerta y abierta a la experiencia.

Nos dirigimos ahora al interior del castillo.  Edificado en ladrillo rojo en medio de un lago, es único en Dinamarca y uno de los mejor  conservados de la época renacentista. Su construcción duró 30 años y lo hicieron sobre un pantano. Se colocaron postes de roble para fijarlo al fondo del lago y la leyenda dice que talaron un bosque de robles.

Desde el exterior el edificio es una preciosidad, rodeado de agua en la que se refleja la imagen casi perfecta del castillo.

Al mostrar el ticket a la joven de la entrada la pregunto si todo esto es propiedad privada  y me lo confirma. Añade que de una sola familia y debió de ver mi cara de sorpresa porque a esa información añadió que los dueños no podían permitirse vivir en el castillo. Perpleja, quise confirmar lo que yo había creído entender –a veces hago unas traducciones algo “libres”- así que volví a preguntar utilizando la expresión inglesa  “can't afford” confirmándomelo, a lo que yo respondí que visto lo visto, era difícil de creer, y con una sonrisa la dejamos para descubrir tan solo unos minutos después, una joya única y absolutamente espectacular que hasta entonces no había  contemplado y que dudo volver a disfrutar.

Podríamos definir el castillo como normal si no fuera por tres detalles y en especial uno: el primero, una colección de trofeos de caza que muestra cada pieza con la flecha con la que había sido abatida, y es que al parecer los dueños son de los pocos que tenían licencia para cazar con arco. El segundo detalle, una buena de colección de juguetes de latón metidos en burbujas de plástico trasparente y situadas en la zona superior, pero la tercera....era lo más espectacular y posiblemente único que había visto hasta ahora en casas de muñecas. No es que haya visto muchas, pero ésta....
En el centro de una sala nos encontramos una increíble casa de muñecas a la que no le falta detalle de ningún tipo. Se trata de Titania. No se cuantas vueltas pude dar a este magnifico ejemplo de amor y arte...y de dinero y tiempo, claro. Al parecer se la hizo un padre a su hija y ayudado por expertos artesanos tardó “solo” quince  años...supongo que entonces sería ya para su nieta.

Fuera de bromas o consideraciones de otro tipo, es imposible describir esta magnífica casa de muñecas. Hay que estar frente a ella y admirar uno a uno todos los detalles que la componen, lo cual es absolutamente imposible. Y ahora, cuando remiro  las fotografías veo que solo han captado algo de ella, que su esencia ha permanecido en su interior y cuando las contemplo más detenidamente parece que estas fotografías no correspondan en realidad a una casa de muñecas, sino a una completamente real.

Todo un capricho, un derroche de paciencia, de arte, de lujo, de imaginación, que da  como resultado algo único, bello e irrepetible. Y deambulé alrededor de ella como otros tantos, acercando la cámara al cristal que la protegía para poder hacer fotos que evitaran el reflejo de éste, admirando una y otra vez todos los detalles que la llenaban, dejándome atrapar por la fascinación que sentía y perdiéndome en su interior.
Luego terminamos nuestra visita en la parte superior con la colección de juguetes, varias vajillas, cuberterías y otros utensilios de cocina así como  “el hombre de madera”, un curioso monigote de madera del que la leyenda dice que si mueve su cabeza el día de navidad, el castillo se hundirá en el pantano.


Dejamos el interior para pasear por sus magníficos jardines que también, y como no podía ser de otra manera, derrochaban gusto por todos los rincones y que seguían despertando nuestro interés y admiración. El jardín renacentista, cuidado al milímetro, meticulosamente ordenado y cortado; árboles inmensos, setos gigantescos y espacios para huerto donde pudimos encontrar todo tipo de hortalizas, desde alcachofas, acelgas, grosella roja, negra, fresas, lechugas, tomates, cebollas....Y ya me quedaban pocas exclamaciones que pronunciar y mucho menos a las 14,00 horas, casi cuatro después de haber iniciado nuestra visita a este lugar.


Pero aún quedaba otra sorpresa más. Después de visitar otro pequeño edificio que albergaba una colección de muñecas y más casas de muñecas -éstas ya “normales”- y otra con trajes de la época, incluidos los uniformes del servicio, Angel comentó que creía que nos habíamos dejado el “Folk Museum” junto al laberinto y a la colección de motos.  Yo estaba casi al borde del desvanecimiento físico y aturdida mentalmente,  pero hicimos un ultimo esfuerzo y ahora recibimos otra sorpresa. Inagotable nuestra capacidad de sorprendernos, aunque más cabría decir que lo que era inagotable era la capacidad de sorprender al visitante. Ahora nos encontramos frente a una colección de vehículos de emergencia: coches de bomberos, ambulancias de varias épocas y tipos, con material e instrumental al uso, como desfibriladores....una pasada, hasta tenían una centralita de emergencias y habían recreado las puertas exteriores de salida de los bomberos. Todo al detalle. Absolutamente espectacular, desbordante... y yo me pregunte ¿sabe realmente este hombre lo que tiene?

De aquí finalizamos ya en el laberinto. Angel se introdujo en él. Yo  había llegado al límite de mis fuerzas  por lo que me limité a subir a la parte superior para verlo y de aquí...a comer, …por fin!. Para después poner rumbo a Ribe.

Nos separan unos 150 km y una hora y media o dos por autopista pero llegamos a las 19 horas. Unos italianos a los que pregunto –casi siempre suelen tener mucha información-  nos dicen que a las 20 horas sale un peculiar  sereno frente a la oficina de turismo para hacer un recorrido por la ciudad. Así que con el  plano que nos han regalado  nos vamos paseando con mucha tranquilidad.

Hemos dejado la autocaravana en el área de la ciudad (N 55º19’29”; E8º45’27”). Parece un sitio tranquilo y a escasos minutos andando del casco viejo. 

Es una ciudad deliciosa y encantadora. Casitas bajas  pequeñas de ladrillo rojo u otros materiales  y entramado flanquean las calles por las que transitamos hasta llegar a la plaza donde está la catedral. Bonito edificio del XII que mezcla ladrillo rojo con piedra y rodeado de hermosas casas. Aquí hay numeras terrazas donde la gente se reúne cenando o tomando una cerveza. Nos perdemos por sus calles y callejuelas, muy tranquilas y con mucho “sabor”. Parece que el tiempo se ha detenido y cuando contemplo algunas fachadas, solo la farola eléctrica que está al lado me devuelve al siglo XXI. Paseo arriba y abajo pateando sus empedradas calles.
Hay varias tiendas donde venden helados y en Koge ya comprobamos que eran deliciosos así que elegimos la que tenía más cola y compramos un par de ellos. Las combinaciones que  tienen parecen infinitas. A parte de los sabores y los distintos tipos de cucurucho, pueden tener varios acabados, con chocolate, siropes de varios sabores,  con una especie de bombón...pero a mí ya me cuesta trabajo entenderles y que me entiendan, además de haber mucha gente, así que renuncio a posibles “florituras” y me pido uno pequeño con una simple bola. Exquisito. Nos vamos a poner como pelotas porque cae uno diario y aquí las calles son planas, por lo que no podemos regresar “rodando”.Pero no me puedo resistir...la carne es débil.

Ribe es el pueblo más antiguo de Dinamarca. Es una de las pocas ciudades que ha preservado su centro medieval. La ciudad esta separada del mar por restingas que se cubren parcialmente con las mareas. El casco antiguo que rodea a la catedral, esta a un metro y medio bajo el nivel del mar.
Mientras degustamos nuestros helados, observamos el sistema de exclusas del agua de la ciudad y las 20,00 horas nos sorprenden, así que nos fuimos a la plaza. Y de pronto vemos un grupo de gente y en un lado,...el sereno: vestido con un abrigo y gorra azul marino, botones dorados, unas llaves colgados de un ancho cinturón, en una mano un farol y en la otra lo que parece un arma, una especie de lanza acabada en una bola con pinchos...

La gente se agolpa alrededor de él, se hace fotos mientras que espera pacientemente a que suenen las ocho campanadas para empezar un curioso recorrido que hace cantando  (buena y potente voz) deteniéndose en determinados lugares para hacernos de guía, en danés e inglés. Y el grupo le sigue. Es la “procesión danesa del sereno”. Curioso, muy curioso. Media hora después, decidimos dejar a este más que peculiar personaje para regresar a cenar a la autocaravana. Estamos cansados, muy cansados.....
Resúmen

Itinerario: Copenhague-Lejr(Castillo de Leddreborg)-Roskilde-Koge-Acantilados de Stevn--Acantilados de Klint-Egeskov-Ribe
Km totales: 619
Km Acumulados: 5.484
Lugares de Pernocta:
Aparcamiento de los acantilados de Stevns (55º16.740 N;12º26.636E)
Aparcamiento de barcos de Svendborg. Gratuita.
Area de Ribe.( 55° 19′ 29′′ N;   8° 45′ 27′′ E  )
Total de días por Dinamarca: 6
Total de días de viaje: 19

Anterior
(Ir a la parte inferior izquierda de la página:
"Seducidos por su cultura")
Siguiente
(Ir a la parte inferior derecha de la página:
"El triste regreso")
"