2. NORUEGA. 2.1. EN EL CENTRO DE MI SUEÑO


Hacia la luz

Escribo ahora frente al fiordo de la Luz que se abre  magnifico, impresionante. La luz de sol ilumina unas aguas color esmeralda. El fiordo se cierra a mis espaldas y se abre generoso frente a mi, hacia...la luz. Esperamos el ferry que tomaremos a las 12,00. Aquí hemos pasado la noche, junto a media docena de autocaravanas más, aunque en teoría una señal lo prohíbe, prohibición confirmada por un noruego que nos afirma que “it’s  ilegal, but…”.

Pero voy a volver al día de ayer, a la hora del desembarco, a la hora a la que empezó...mi sueño, porque si hay un calificativo que se aproxime solo a lo que Noruega es, es ese, el de sueño...

Desembarcamos sin mayores problemas aunque el navegador tardo en “encontrarse”. Pusimos rumbo directo a Lysebothn subiendo por la carretera 9, por el Setesdal, comiendo y descansando en una pequeña y encantadora área junto a los rápidos de un río. Continuamos  hasta un poco después de Hylestad para desde aquí poner rumbo hacia Suleskard. Ya nos dijo Carhec, el guru del foro de acpasion, un, y valga la redundancia, apasionado de este país, que la carretera era muy bonita y damos fe de ello.


Se va abriendo paso entre grandes lagos de paisaje suavizado, rodeados de verde. Parece que la primavera se  resiste a marchar. Las cunetas están llenas de flores, de unas enormes margaritas y de otras que parecen enormes espigas de colores que van desde el rosa, blanco hasta el morado. Las vimos la primera vez que estuvimos aquí y también por Dinamarca. Y no dejan de llamarnos la atención los tejados de las casas sobre los que crece la hierba...y hasta árboles...Ahora me explico porque no son buenos al tenis o no destacan en ningún deporte en particular: en sus ratos libres con buen tiempo lo dedican a cortar el césped de los tejados…

De Hylestad a Suleskard, la carretera se estrecha y el navegador señala 75 km hasta nuestro destino, Lysebothn. Angel me anima diciendo que ya hemos hecho 500 metros. Aunque es estrecha, a lo largo de ella se suceden espacios para apartarse y donde otro vehículo o nosotros, nos apartamos para dejar paso, y a parte de tener buena visibilidad, son por lo general muy amables y realmente no nos encontramos en ningún problema en ningún momento, pese a cruzarnos hasta con vehículos que arrastraban caravanas.


Esta carretera asciende hasta circular entre un rosario de lagos glaciares o ibones encajados entre suaves lomas. Llegamos a una zona de descanso donde paramos a estirar las piernas. Con baños y también con wifi así que intento ponerme en contacto con los chicos a través del whatsup, pero ellos no me responden en el momento. Y como no es cuestión de quedarse allí a pasar la tarde, continuamos nuestro camino de lago hermoso, a lago más bonito circulando por carreteras de alta montaña y paisajes duros y pelados

En lo que parece la zona mas alta de todo este recorrido empezamos a encontrar “hitos”o. montoncitos de piedras por todos los lados, cientos de metros con ellos...Paramos en un aparcamiento para disfrutar de la impresionante vista casi de pájaro de suaves cimas y un enorme lago encajado entre ellas y que está a nuestros pies. Y como no, hacemos nuestro hito personal, de tamaño normal, aunque Angel encuentra unos enormes pedruscos y decide hacer otro más grande (qué manía tienen los hombres con hacer o tener cosas más grandes…).


Continuamos ahora ya descendiendo hasta otro aparcamiento donde hay un edificio de madera. Lo identifico como el lugar desde el que se han tomado algunas fotos que he visto del fiordo de la luz y en las que se disfruta de una espectacular vista de éste desde arriba  con un barco que parece de juguete  sobre sus aguas. Pero este restaurante está cerrado y parece que sólo desde las terrazas situadas en él  y prácticamente colgadas sobre el abismo, se puede disfrutar de ella. Desde fuera solo vemos parte. Así que decepcionada por no poder disfrutar en vivo de la imagen conservada en mi memoria, continuamos nuestro descenso. La carretera serpentea en cerradas curvas que cambian de sentido  pero en poco tiempo y sin mayor dificultad nos encontramos a los pies del fiordo, no sin antes atravesar un oscuro y muy estrecho túnel en roca viva, y por el que únicamente cabe un vehículo.. Una señal de autocaravanas tachadas nos indica que no somos bienvenidas, pero como hay más decidimos quedarnos y esperar la noche que a las 23 horas aun no ha llegado. Lo oscurecemos todo y el sueño me recoge pronto y me atrapa hasta las  4,30 en que me despierto y compruebo que ya hay  luz.

Rozando el agua, tocando el cielo
 8 de julio. Lunes

Recorrido: Lysebothn-Forsand (recorrido en ferry: 565 Kr)-Preikestolen (ascensión)-Joperland
Pernocta: Area de Joperland  59º1'3”N;6º2'38”E. (100 Kr)
Km:25

Continúo mi sueño hasta las 6,45 en que decido levantarme para ver la llegada de un ferry rápido. Veo en la cola una pick-up así que entro en la cafetería a preguntar si este ferry admite autocaravanas y me dicen que algunas veces sí. Cuando el ferry llega pregunto al que parece estar al mando y me cuenta su vida. No le entiendo, parece estar comiendo patatas, o yo tengo los oídos cerrados, o las “entendederas” fastidiadas. Lleva una hoja en la que comprueba las matrículas de los vehículos que hacen cola.  Espero, y al final me dice que no, así que regresamos a nuestro sitio y a las 7,30 nos metemos en la cama para iniciar el día una hora después. La espera debe prolongarse hasta las 12,00h. y nos lo tomamos con tranquilidad.

Desayunamos y observo que a las 9,30 ya hay gente en la cola del ferry. Pregunto si es para el de las 12 y me lo confirman.

Me da lo mismo estar en la fila que 200 m mas allá, así que nos ponemos en ella. El día es magnifico. Saco el ordenador y me voy a unas mesas que hay frente al fiordo. El único problema es que la intensa luz me impide ver con claridad la pantalla y sufro bastante, pero este sufrimiento se ve compensado por un entorno imponente, más que espectacular. Encuentro wifi pero va y viene. Intento darle a nuestro hijo Raul instrucciones para que reserve el billete del ferry de Gudvangen a Kaupanger (recorrido por el Naerofjorden). Trabajo con dos pantallas, en una hago una simulación de reserva y en la otra voy dando las instrucciones a Raul, pero el wi-fi funciona como los intermitentes, ahora sí ahora no…, veo mal la pantalla…pero resisto y cuando consigo llegar al final me pide la tarjeta de crédito. Conclusión: Raul no me lo puede hacer así que tendremos que hacerlo nosotros cuando tenga o encuentre alguna zona con wifi. No quisiera arriesgarme a llegar y no tener sitio.

He dedicado mucho tiempo a esto y ya son las 11,30h. Se ve el barco a lo lejos que se acerca  y abre  su proa Parece la enorme boca de un tiburón que se prepara para engullirnos. La maniobra es rápida y limpia, como siempre. A las 12 en punto empieza el embarque. Comprueban las matriculas de las reservas que tienen hechas. Aquí no pedían pagar nada, por lo que con anotar matrícula era suficiente.

Sobre la marcha hemos decidido cambiar de planes y si pensábamos dedicar la tarde a visitar Stavanger y atacar el Preikestonen mañana por la mañana muy temprano, dado el día tan estupendo que hace y que los pronósticos para mañana no lo son tanto, especialmente a partir de las 12 en que puede incluso llover, decidimos ascender esta misma tarde así que informo de que desembarcaremos en Forsand. Ponen un pos-it amarillo con una F y luego me dicen que me salga de la cola y entre la primera. Bien!! A ésta la entiendo…no vamos mal. El ferry parece pequeño, pero entramos todos y sobra sitio.

Nos descuidamos un poco y cuando llegamos a cubierta casi no tenemos sitio. La proa está al completo por lo que nos tenemos que conformar con la popa, aunque no pararé moviéndome de un sitio a otro. No quiero perderme nada.
Y me sumerjo en mi primer sueño. El ferry se desplaza lentamente entre las inmensas paredes del fiordo dejando atrás una suave estela que se alarga hacia Lysebothn custodiada por estas paredes casi verticales. Una grabación en tres idiomas –noruego, inglés y alemán-  nos va guiando en nuestro recorrido y nos indica la Kjeral, una roca encajada entre dos enormes paredes del fiordo, incluso podemos distinguir a una persona arriba. Son cuatro horas, solo la subida.  Eso ya no es para mí.

El barco silenciosa y suavemente se desliza sobre las aguas verde esmeralda del fiordo custodiado por enormes moles graníticas.  Comento con Angel que esto en el fondo es una ría grande, o las rías un fiordo en miniatura y me corrige: los fiordos se han producido por el hundimiento de glaciares, mientras que las rías por el hundimiento de las cuencas de un río.¡Vaya! He aprendido una cosa más.


El ferry se va acercando a las orillas a dejar o recoger gente de lugares “habitados” en los que no se ven más de dos o tres casas. En un momento determinado gira 360º y lo que es la proa pasa a ser la popa, y viceversa. Deducimos que  debe llevar dos motores para facilitar las maniobras  así que cambiamos las sillas de lugar para no perdernos nada de la orilla derecha, donde está el famoso Preikestolen o púlpito.

Ahora comenzamos a ver barcos pequeños de todo tipo cargados con turistas que recorren el fiordo. Disfrutamos de una hermosa cascada que vierte sus aguas en él.  Y es ahora cuando desde la popa  veo una forma  grande, de contornos redondeados, de color marrón oscuro flotando en el agua y que rápidamente se sumerge…¡es una foca! O un par de ellas, eso no consigo distinguirlo bien. Casi me pongo a dar saltos de alegría. ¡he visto una foca!. En fin…lo dicho…estoy emotiva y “blandita”.

Y llegamos al Preikestolen. Desde abajo se distingue su forma perfectamente. Una especie de cubo que se eleva en vertical hacia el cielo. Es espectacular y el momento de distinguirla e identificarla es especial. Lo había visto tantas veces en fotografías que el estar debajo, tan cerca, me emociona, y más aún si pienso que en breve estaremos allí arriba, disfrutando de una de las vistas mas espectaculares sobrecogedoras que existen en mi mente.

El  ferry se introdujo en un hueco  encajado entre paredes graníticas casi verticales que se hundían en el mar verde esmeralda. El contraste de la piedra gris con el luminoso color  dotaba a ese rincón de una sobrecogedora belleza. Tras demostrar la habilidad del piloto al introducirse con semejante artefacto en este agujero, continuamos nuestro camino hasta Forsand.

Pero si la hora prevista para desembarcar eran las 14,20, pasábamos ya de las 14,30 y realmente no iniciamos la maniobra hasta las 14,45 dejándonos en la orilla opuesta a donde yo pensaba que estaba la carretera que nos llevaría al aparcamiento del Preikestolen. Así que tuvimos que atravesar el fiordo por el puente para continuar por una estrecha carretera con “apartaderos”  hasta nuestro destino. Se me ponían los pelos como escarpias de pensar que podría cruzarme con un autocar, como así ocurrió y dicho sea de paso, no iba nada despacio. Yo “abría” un grupo de tres autocaravanas que habíamos desembarcado con la misma intención, solo que ellos habían sido más listos y habían tomado un triste sanwich en el ferry mientras que yo me moría de hambre y sería lo primero que debería hacer antes de comenzar la ascensión: comer.

Llegamos al inmenso aparcamiento  (58º59'30.34N;6º08'16,27E)con las coordenadas correctas (google earth hace maravillas) y nos dirigimos a la zona de autocaravanas. Unos 10 euros (300 Kr). Aparcamos junto a unos italianos más entraditos en años que nosotros con los que mantuvimos una brevísima conversación. Y es que ya vamos teniendo ganas de hablar con alguien más que con nosotros. Nos dijeron que su hijo viajaba mucho por España -técnico de sonido de músicos- y  nos confirmaron lo que ya sabíamos: que había un trozo especialmente duro, con grandes piedras formando escalones de pendiente pronunciada y no solo de subida, sino que la bajada era muy exigente.  

Comimos frugalmente y nos preparamos. Agua, alguna sudadera, teléfonos y un poco de chocolate Encontrar el camino fue fácil ya que hay una romería que a estas horas –las 16,00- desciende, y otra, en la que estábamos nosotros, que asciende aunque por la hora, bastante menos densa que la “romería” de retorno.

En total he leído que son cuatro horas entre ida y vuelta. Recuerdo haber visto los perfiles, pero prefiero no recordarlos claramente  para no pensar....había sitios con mucho desnivel. Ya la primera parte, de camino de gravilla suelta, sirve de calentamiento porque  si bien la pista es fácil, la pendiente es pronunciada y empieza a romper las piernas. Son unos 500 m. Pienso que estoy al principio...Después aparece  una escalera de piedras de 1,5 km hasta llegar  a  un falso llano donde se puede respirar, pero enseguida nos encontramos con otro tramo de ascenso de grandes piedras de unos 2 km. Casi todo el camino se va andando de pedrusco en pedrusco por lo que no se puede mantener un paso regular y esto hace la ascensión mas cansada de lo normal y algo penosa.

Vemos gente de todas las edades, gente mayor, algunos con caras de sufrimiento que comprendemos cuando descendemos. Yo miro principalmente el suelo, no quiero mirar arriba y comprobar el desnivel, así que catalogo todos los tipos de calzado: playeras, sandalias, buenas botas de montaña, zapatillas...cualquier cosa es buena para subir...aunque mal calzado y juventud no suele ser peligroso. Lo contrario, mucho. Yo, por si acaso, tengo mucho cuidado dónde y cómo pongo los pies..

Y llegamos al tramo mas duro de la ascensión: unos 2,5 km por un camino muy inclinado, estrecho, encajonado y con unas piedras de un considerable tamaño. Y además, nos cruzamos con mucha, muchísima gente que baja y que dificulta la subida ya que la mayoría de las veces no ceden el paso. Hay también muchos boys scouts que descienden como potros. Yo pongo la “directa” y tiro, mirando arriba de vez en cuando (para no tener tortícolis ni pensar...). Angel se para a tomar aire y yo creo que si me paro no voy a ser capaz de arrancar así que continúo hasta acabar con esta auténtica “rompe piernas”. Oímos hablar español. Hay grupos, pocos, pero los hay. ¡Vaya! El Preikestolen habla castellano.

Hemos llegado a una planicie con lagos o pequeños ibones donde hay algún que otro loco o loca que se baña. Afrontamos ahora  los últimos 2,7 km. Nos queda el “tirón” final,  pero el camino parece dividirse en dos tramos: uno que asciende en buena pendiente a nuestra derecha y otro que continúa por un lugar mas llano. Los que van delante de nosotros dudan. Yo, que soy una preguntona, hago lo propio y  creo entender que el camino de la derecha, el que asciende, llega por la parte de arriba del Preikestolen y que luego hay que dar un rodeo para acceder a la plataforma. El otro va más directo. La dificultad, duración y belleza de ambos es similar aunque a su juicio es mejor el que va recto, un poco a la izquierda. Pero vemos que la otra familia ha tomado la decisión de ir por el de la derecha, el camino que parece tener un poco más de pendiente y si llevan una niña y van por ahí, nosotros también. Y decidimos seguirles.

La subida es pronunciada pero pensando en el final, se hace menos dura. Y llegamos.

¡DIOS! ¡Qué belleza! ¡es absolutamente sobrecogedora! Porque de pronto, en tan solo un segundo, hemos pasado de ver esta llanura y los ibones, a tener el fiordo a vista de pájaro a nuestros pies  como un gigantesco río azul que se abre paso entre picos montañosos que se estiran hacia el cielo. Pero nosotros lo vemos todo desde arriba, superamos en altura estas cimas …Es una postal soñada…

Y nos asomamos un poco más y a nuestros pies aparece algo con lo que no habíamos contado: la plataforma completamente plana del Preikestolen enmarcada en …y tengo que disculparme porque encontrar palabras que puedan describir esta belleza es prácticamente imposible, sobre todo porque es tan espectacular que genera  emociones muy intensas…Me siento…pequeña…muy pequeña y casi como una diosa que contempla la inmensidad y grandeza de lo que aparece a mis pies.

En la plataforma hay  gente sentada, tumbada, andando...y no hay mucha. El espectáculo al fondo es inenarrable: todo el fiordo de la luz se abre a nuestros pies, a derecha e izquierda, pintado de un azul verdoso intenso que contrasta con las duras y oscuras laderas del fiordo. Es...Sobrecogedor es poco. Desearía tener menos inhibiciones de las que tengo y poder exclamar en alto:. ¡¡¡GUAU!!! ¡¡¡OHHHH!!! ¡¡¡LA LECHE!!! ¡JODER! Y seguramente estas expresiones tampoco alcancen a describir lo que veo. Tan solo, y en el mejor de los casos, rozar, la perfección de esta belleza.

No hay palabras. Te sientes como en la cima del mundo, por encima de todo. Solo estamos nosotros y lo que se ve abajo...lo demás ha desaparecido....Es un momento único, especial...

Y entonces traigo conmigo a los míos, a los que quiero....en especial a mis hijos, al silencioso Raúl y David, que hace 5 años le hubiera gustado venir y a los que yo echo especialmente de menos...y nuestra soledad se hace un poco mayor.

Buscamos ahora el camino para bajar a la plataforma. Tras un par de dudas lo encontramos. Como nos dijeron, hay que ir dando un breve rodeo por la derecha. Hemos tardado 1,45 minutos en TODO este recorrido. Ahora estamos  encima de la propia plataforma. Hay algún insensato que se acerca al borde de pie, pero la mayoría lo hace  gateando o reptando, como yo. Fotografío este espectacular abismo, una caída en vertical de más de 600 metros. Una chica está sentada a mi lado al mismo borde con los pies colgando hacia la nada. De vértigo. Me molestan sus pies para hacer una buena fotografía por lo que la pido por favor que los retire. El sitio es....mágico...La gente va y viene, anda, se hace fotos, llama por teléfono, bebe, come, hasta una familia árabe se hace una barbacoa...vivir para ver...

Y desde este sitio tan sumamente especial, acordándonos de los que no están y trayéndolos una vez más con nosotros, hacemos una llamada a nuestros hijos.... Raul con lo poco expresivo que es, me llama la atención por su exclamación: “OHHHH!!!”! Y para hablar con David tenemos que hacer tres intentos. Un “¡¡¡JOOOOO!!!  también sale de su boca y nos dice que hagamos muchas fotos, como de hecho estamos haciendo. ¡Mis hijos....! ¡Cuánto los echo de menos!...tanto que hasta duele.
Alguien se dirige a nosotros y nos pregunta en perfecto castellano si queremos hacernos una fotografía juntos. ¡Por supuesto! Me ha leído  el pensamiento.

Es una familia española con tres hijos, el mayor de 17 años. Él es profesor de Universidad y ha venido con un intercambio durante un mes. Ella con una “Erasmus” de 15 días. Dicen que con eso pagan únicamente el avión y que el litro de leche, que cae uno al día, vale 2 euros. Nos despedimos de ellos e iniciamos el descenso.

Voy muy animada quizás embriagada por tanta belleza...La ascensión me ha resultado menos dura de lo que esperaba. Me apetece bromear así que busco víctimas que encuentro en la primera vikinga -supongo- con la que me doy de frente que parece un poco asfixiada y la digo: “It's closed” y le muda la cara. Pobrecilla. Apiadada rápidamente la digo que es una broma y recupera su sonrisa. Pero qué cabron... me he vuelto!. Como castigo a esta perversidad la rodilla derecha, la buena -la izquierda está operada de menisco y tiene un tendón fastidiado- me da un latigazo y siento un clip que se repite en alguna posición...y me asusto. Estoy arriba del todo y recuerdo el relato de alguien que vio como un helicóptero evacuaba a una turista que se había lesionado. Ahora no me pueden fallar. Así que se me pasan las ganas de bromear y me concentro. En silencio, delante y muy despacio voy descendiendo cargando el peso en la rodilla izquierda, lo que también me preocupa. Pero me cruzo con un minusválido que va con una muleta. Cojea de una pierna que la tiene rígida. Vaya par de C O J O N E S y lo digo con todas las letras porque no se merece menos. Llegará, tardará más que otros, pero lo hará, como otros tantos que con otras dificultades se lo han propuesto y lo han conseguido. Afronto así el descenso de la “rompepiernas”, aunque ahora el calificativo más adecuado sería el de “romperodillas”. La subida es medio dura, pero la bajada es muy exigente. Sumando ambas, la ascensión del Preikestolen tiene su dificultad.

La rodilla me responde y voy recuperando el humor. Angel lee mis intenciones y me dice que me contenga, pero la tentación me vence y aunque ahora son pocos ya los que suben, elijo otra víctima, pero ésta me responde que lo sabe con una sonrisa. Vikinga lista...bueno es mujer...

Ya en los últimos kilómetros compruebo que me duele todo, de la cintura hacia abajo: las lumbares, las rodillas y los pies con todos sus deditos. Como dice Angel, esto es estupendo para sacar todos los defectillos y problemas...de la edad y es que 52 tacos míos y 56 de éll son una buena pila de años, aunque nos encontramos con gente que peina más, como una abuela en cierto “equilibrio inestable” y que de vez en cuando oscila y que a su velocidad terminará y lo conseguirá.

Y ahora....¡Mi reino por una ducha!!!. Bajamos a buscar un lugar de descanso. Dejamos un camping a nuestra izquierda y nos dirigimos a un área en Joperland que encontramos junto al puerto sin mayor dificultad (59º1'3”N;6º2'38”E). Lo primero que hacemos es cargar el depósito de agua y lo segundo...darnos una ducha a la que voy de cabeza.

A las 23,30 todavía hay luz y estamos terminando de cenar. Llevamos un día de adelanto sobre lo previsto ya que por si el tiempo no nos acompañaba en la ascensión, había previsto un día más. Mañana, además, será tranquilo y nos levantaremos cuando queramos y el cuerpo nos lo permita. No podemos mantener este ritmo tan exigente muchos días más y hoy estamos realmente matados.

La blanca Stavanger. 
9 de julio. Martes

Recorrido: Joperland-Tau-Stavanger (ferry: 183+183 Kr)-Tau-Ardal (Iglesia)- Hjelmeland a Nesvik (ferry:92 Kr) -Josenfjorden)- Halandsosen
Pernocta: Halandsosen  (59º34731N;6,23774E)
Km: 220

Día gris, nublado. Me levanto a las 8,30 y escribo un rato. Angel sigue durmiendo. Un poco más tarde decido moverse. Aprovechamos para rellenar el agua gastada en la ducha y ponemos rumbo a Tau para tomar el ferry que nos llevará a Stavanger. Pensamos en la posibilidad de dejar  la autocaravana allí, pero no sabemos la distancia real que habrá al casco viejo y tampoco veríamos las famosas espadas vikingas, a las afueras de la ciudad, así que ponemos “Stavanger” al navegador y nos dirige al puerto de Tau, al ferry.

De camino paramos en un supermercado a comprar algo de pan y de fruta. Yo busco salmón salvaje, que no encuentro. Cuando llegamos acaba de marcharse un ferry  así que somos los segundos de la fila. Media hora de espera que pasa enseguida. Vemos como se abre una compuerta para dar salida a los vehículos que van en la bodega inferior. Y a la vez comenzamos a embarcar nosotros. Como siempre, maniobra rápida y limpia

El primer ferry de este año. El trayecto dura 40 minutos y como todo el mundo, nos dirigimos a buscar al empleado para pagar pero  éste necesita datos y pregunta.Y mira que no me gusta que me pregunten...por si no les entiendo, y porque para mí es muy verídico el dicho ese que dice que lo peor cuando hablas inglés es que el otro piensa que sabes y te habla o pregunta más…pero sólo quiere saber la longitud de la autocaravana y si pagamos con tarjeta. Al responderle afirmativamente a la segunda, nos dice que en 15 minutos volvamos. Ahora ya nos lo sabemos: dos personas, una autocaravana de 6 metros. Meter tarjeta, marcar PIN, botón verde y esperar...Prueba de ferry superada…Ya tenemos el “PNT” aunque en este caso sería más el “ PNPF”ó “Procedimiento Normalizado de Pago en Ferries”.

Casi sin darnos cuenta llegamos al puerto, desembarco rápido  y como ya tenía marcadas las coordenadas del aparcamiento que yo creía más cercano al casco viejo y que había buscado en el“San Google Earth”, fue fácil encontrarlo. En plena calle y con parquímetros. Ahora tocaba pelearnos con ellos. Pero hubo suerte: una vikinga nos precedía así que nos fijamos en cómo lo hacía,  (aprendizaje vicario o por imitación, como los monos) y la pregunté para confirmarlo (jod…todos hablan inglés, ¡qué envidia!) y luego repetimos nosotros la operación. Genial. Anotamos la calle donde estábamos y nos dirigimos al casco viejo que encontramos a 200  metros. 


Localizamos la catedral, junto a un lago y un parque. Visita cara, 4 euros por cabeza, pero el interior merece la pena. Su románico es sobrio y sencillo pero a la vez elegante. A la entrada hay una especie de porche en el que se debían dejar las armas. El interior es amplio y parece distinto del románico español, que, sinceramente, me gusta más que éste. Sorprenden lo que ellos llaman epitafios o placas conmemorativas datadas en el XVII, pero sobre todo es el púlpito policromado en madera el que llama la atención y del que leemos que contiene toda la historia  bíblica, desde Adán y Eva hasta el Cristo victorioso. Parece sostenido por una talla de San Roque. También nos llama especialmente la atención el único capitel labrado denominado el capitel del pecado y que simboliza la lucha contra las fuerzas del mal. El exterior es sencillo y tiene poco parecido o nada al románico español.

Aunque esta nublado la temperatura es agradable y parece que no va a llover. La gente pasea tranquilamente entre los puestos en los que venden fruta y verdura. Medio kilo de estupendas fresas, 4 euros. No pienso pagar el gusto cuando no creo que estén mejor que las de Huelva.

Nos perdemos por algunas callejuelas mientras que nos dirigimos al puerto que a las 12,30 h disfruta de  un animado ambiente con la gente poblando numerosas terrazas. Un enorme crucero descansa sobre sus aguas y suponemos que habrá descargado a montones de turistas. Disfrutamos de un músico callejero que con botellas llenas de líquido y acompañado por música enlatada, toca diferentes melodías. También de los pequeños veleros de madera que se alinean a lo largo de este puerto y también, aunque sorprendidos, de enormes  medusas que ingrávidas, flotan en el agua extendiendo y alargando sus tentáculos en una suave y relajante danza.

Y por la Nedre Strandgate nos introducimos en un encantador rincón de esta ciudad donde las casas de madera blanca, pequeñas y coquetas, se alinean y se agrupan adornadas por flores de distintos colores. Sus adoquinadas calles en pendiente son transitadas ahora por, suponemos, los ocupantes del trasatlántico, jubilados en su mayoría, que hablan con lo que a mi me parece un claro acento inglés. El lugar es precioso y encantador. Desde la parte superior fotografío sus callejuelas con el gigantesco barco al fondo. Curioso anacronismo. Y nos dejamos llevar por el hechizo y la tranquilidad que se respira en estas calles. Bergen me gustó, es alegre y bulliciosa, pero Stavanger es…elegancia y sencillez. Sin prisa, saboreando el lugar, nos dejamos seducir y sin rumbo fijo nos perdemos por las calles hasta que nos damos cuenta de que están  a punto de cumplirse las dos horas de aparcamiento, por lo que decidimos regresar no sin antes dirigirnos a la torre de Valberg en un montículo al otro lado del puerto y desde el que se tiene una vista aceptable de la ciudad.

Regresamos sin dificultad por donde habíamos venido y ahora ponemos rumbo a las famosas espadas vikingas. Pero cuando llegamos no podemos aparcar ya que descubrimos una impresionante reunión de boys scouts que tienen montando un gigantesco campamento. Un poco mas allá vemos un trozo de tierra con una señal de prohibición de aparcar, pero la dejamos unos minutos para acercarnos a verlas.

Sverd i Fjell están junto al fiordo de Hafr y la historia cuenta que aquí fue donde el rey Harald Hårfagre  unió Noruega en un solo reino en el 872.El monumento simboliza la paz, unidad y  libertad y las empuñaduras son copias de las espadas vikingas encontradas en diversos lugares del país.

Ahora regresamos al puerto a embarcar otra vez rumbo a Tau para tomar la RV13 hacia el Norte a Halandsosen donde Caherc tiene descrito un lugar para pernoctar.

Nada más llegar comienza el embarque, así que aunque hambrientos, decidimos aprovechar y  posponer la comida que haríamos después en un punto de la carretera. Esta vez, mientras descansaba, me quedé dormida y fue el ruido del agua golpeando la claraboya  la que me despertó, ya que a eso de las 16 h rompió a llover y no solo el cielo de cubrió de gris, sino que las nubes descendieron para descansar casi sobre el fiordo restando visibilidad. Pensamos que era ridículo circular así ya que perderíamos mucho y puesto que íbamos adelantados lo mejor sería parar en el área que tenía localizada en Ardal. Y para allá ponemos rumbo, a su iglesia, que descubrimos en medio casi de la nada.

Resulta encantadora, sencilla, toda de madera y con unos frescos en su  interior que parecen realizados por la restauradora del famoso “Ecce homo”. Pero esto, que dicho así podría restar interés, es justo lo que desde mi punto de vista, se lo otorga. Sorprende más porque de su exterior no puede deducirse el interior. Curiosamente alrededor solo hay dos tumbas. El recuerdo que tengo de otras iglesias de madera del Norte del país  es que están rodeadas de ellas.

Ponemos rumbo al área que tenía localizada en Ardal, pero la encontramos en la carretera junto a una gasolinera.(59º9'3”N;6º10'43”E). En realidad es un área de servicios pelada pero no es un lugar agradable para pasar una noche. Aprovechamos para descargar  y  cargar agua. Comprobamos que las nubes que cubrían las cimas se alejaban y decidimos seguir, entre otras cosas, porque el lugar no invitaba nada al descanso así que ahora,  hacia lo que sería nuestro tercer ferry, el que nos lleva desde Hjelmeland a Nesvik y que tardará unos  30 minutos en llegar, tiempo  que lleno brujuleando por un autoservicio, los baños, viendo los vehículos que hacen cola, sus ocupantes...etc., algunos de los cuales no saben a donde van. Y digo esto porque Angel pregunta al ocupante del vehículo que tenemos delante en la fila, un ruso, y dice que no sabe si va  o no a Nesvik. Yo al noruego que es el primero, y tampoco lo sabe. Que gente más curiosa.

En nada llega el ferry y el trayecto es tan breve que  únicamente me da tiempo para un par de fotos y no más.  Atravesamos el Josenfjorden y ponemos rumbo a Halandsosen, hacia las coordenadas que tenemos de  Carhec. Es un pequeño embarcadero junto a un par de surtidores de gasolina y un supermercado pequeño. Hay gente pescando y el sitio parece tranquilo con vistas también hermosas que se abren al fiordo.

Estamos solos. Nos situamos para ser discretos y escribo un poco. El día parece que se ha arreglado y ahora el cielo está azul y la luz de sol entra por la ventana de la autocaravana derramándose por su interior. La lluvia parece haber limpiado el aire y todos los colores tienen ahora una intensidad mayor. Pero es tarde ya y el cansancio se nota así que disfrutamos de una cena frugal y nos vamos a la cama a eso de las 23 horas, con luz, por supuesto y ya he decidido a parte de oscurecer todo, cerrar también las cortinas de la cama para tener más oscuridad.


Resumen

Recorrido:Lysebothn-Forsand-Preikestolen-Joperland-Tau-Stavanger-Tau-Ardal(Iglesia)-Hjelmeland a Nesvik (Josenfjorden)- Halandsosen.
Km totales: 245
Km acumulados: 3045
Lugares de pernocta:
Area de Joperland  59º1'3”N;6º2'38”E.
Halandsosen  (59º34731N;6,23774E)

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