1. LA IDA


La partida. Melancolía. Reflexiones.
3 de julio Miércoles

Recorrido: Madrid-Labenne
Pernocta: Area de autocaravanas de Lavenne. (N43º35’46”;O1º27’17”)
Km:530

Labenne, 21,00 h.
Hemos dejado nuestra casa alrededor de las 13 h. con mucha tristeza. La nostalgia se ha apoderado de mi rápidamente. Reconozco que no opuse mucha resistencia, quizás porque ambas de alguna manera venían a sustituir cierta sensación de desasosiego…,no, más, de una angustia que desde que llegue a casa para hacer los últimos preparativos me oprimía y casi no me dejaba respirar .

Recordé la felicidad e ilusión con la que años atrás partíamos todos juntos. Todo lo que yo mas quería, mi marido, mis hijos, mi perrita,...venían conmigo. Ahora, era todo bien distinto. Dejaba aquí a los chicos; pero este año, además, a nuestra compañera peluda a quien el tratamiento de su enfermedad impidió que la vacunaran a tiempo contra la rabia. Pero había algo más: el recuerdo vivo e intenso del accidente del año pasado. Se había abierto la caja y los fantasmas comenzaron a revolotear amenazadores alrededor.

Comencé conduciendo yo y esto distrajo mis pensamientos. Mientras comíamos recibimos un mensaje de nuestra amiga Clara con quien habíamos quedado ayer para cenar en CapBreton. Nos decía que el tiempo no era bueno y que partían hacia el norte esperando vernos a lo largo del camino. Vaya!. En un momento se me habían “caído” dos planes: íbamos a comer con un amigo en Burgos, pero estaba de viaje por lo que no pudo ser, y ahora, éste también.
Me invadió entonces una tristeza negra y profunda. Como no conducía, no pude distraerme. Compartí con Angel mi pena por nuestra soledad y me consoló haciéndome consciente una vez más de la suerte de que no vinieran los chicos con nosotros. Posiblemente el destino no habría sido tan benévolo con cinco como con tres.

Pero no pude evitar sentir una tristeza aun más profunda, y una tremenda sensación de soledad, casi sobrecogedora. Así que decidí llenar la autocaravana con mis amigos, con los seres más queridos, y así pude ver los rostros de mis amigas de tenis, de mi maestro de hípica, de mi compañera de galopadas Inmaculada, de mi reciente amigo y compañero de tenis Kike y también de mi familia, de mis hijos…y de más gente. Después, fugazmente, fueron pasando muchas caras de personas que en mis 52 tacos habían rozado de una manera u otra mi vida. Muchos ya, la mayoría, perdidos en el camino, pocos, conservados y amados, menos de los que ahora hubiera deseado. Y pensé en como había cambiado mi vida en tan solo un año. Como había vivido una especie de revolución interior, tan intensa como cuando parí a mi primer hijo. Como había cambiado el peso de la importancia que daba a las cosas, sin pensar...Como cosas que antes me costaban o que sencillamente no me hubiera planteado, ahora salían espontáneamente . Como el riesgo lo valoro de forma distinta.

En fin...mucho había cambiado aunque  desde el exterior era quizás menos perceptible. Y para mi quizás lo es más  porque ha conseguido sorprenderme. Y además, me gusta y ahora pienso en lo que he perdido. En algunas cosas es como si hubiera estado aletargada y de pronto hubiera abierto los ojos y  viera todo con una nitidez y claridad distintas. No hago más cosas, ni distintas, sencillamente trato de extraer la esencia en todo lo que hago, lo que vivo, lo que veo. Lo vivo todo más intensamente y dejo que las emociones salgan y se derramen. Estoy también más sensible y soy más vulnerable.

He descubierto el control de velocidad y conduzco de forma relajada y dejo atrás los temores que tengo ante la incertidumbre que se abre en estos 25 días que tengo por delante y no puedo apartar el pensamiento de lo que me pudiera ocurrir esta vez. Espero que lo que sea, si surge, pueda ser resuelto sin mayores problemas, como así ha sido en los distintos viajes que hemos hecho.

La noche empieza a caer. Son ya las 21,30. Escuchamos música y Angel lee. Hemos estirado un poco las patitas. Echo de menos...muchas personas, mis hijos, mi amiga peluda, a mis amigos, a mi familia y ahora deseo tenerlos a todos aquí adentro, para que mañana viajen conmigo y me acompañen en el fatídico kilómetro 70 de la N-10.
Iré conduciendo yo. Cae una fina lluvia. Estamos unas cinco autocaravanas dispersas. La temperatura es agradable, unos 20ºC. Voy a por unas velas para cenar a la luz de ellas..y celebrar nuestra  primera noche...


El encuentro con los fantasmas. Más reflexiones.
4 de julio, jueves.

Recorrido: Labenne-Chateau-Thierry
Pernocta: Area de autocaravanas de Chateau-Thierry (N 49° 2′ 12′′;E 3° 22′ 56′′). 6,5€
Km:843

Y los mire frente a frente...
y sostuve su mirada...
y continúo hacia adelante, escribiendo mi propia historia...
ENAMORADA de la vida y de los míos.
Más que nunca.

Por la noche, creo que me desmaye...ni siquiera recuerdo la última canción que sonaba. Descubrimos que la radio está programada para apagarse a la hora, aunque este tiempo se puede variar, así que disfrutamos de buena música hasta que el sueño nos vence...y no tardamos mucho en rendirnos.

Me despierto a las 3,30, luego 3 horas después. Escuché las noticias y como marchan las cosas en Egipto con el supuesto Golpe de Estado. A las 7,10 decidimos comenzar este particular día que, gris, nos dio los buenos días.

A las 7,30 dejamos el área. Paramos a comprar unos deliciosos cruasanes que degustamos en un área de la autovía una hora y media después. Pudimos confirmar que la están convirtiendo en autopista de pago desde la frontera a Burdeos ya que tienen algunos tramos habilitados con tres carriles por los que están ya cobrando.

Tras preguntar a un camionero español (que resultó ser rumano) por la ruta menos atascada en Alemania para subir hasta Bremen y Hamburgo –por las sempiternas obras en sus autovías-, afrontamos los últimos kilómetros que nos acercaron a Burdeos, con una gran densidad de trafico, pero fluido, para luego tomar la N-10.

Y fue entonces cuando empezaron a bombardearme recuerdos fugaces, imágenes rápidas que se iban con la misma intensidad y velocidad con la que llegaban. Recordé especialmente al joven policía que me cobijó de la lluvia en el coche patrulla y que colgó del arnés de Tula un llavero de la torre Eifel.. Luego otra con la que me comunique más, primero porque hablaba algo de inglés e hizo de traductora improvisada, y luego por su calidez. Recuerdo su mano en mi hombro y sus palabras cuando al levantar la autocaravana las lágrimas corrieron por mis mejillas. Me dijo que todos estábamos bien, que era lo importante. Y no soy capaz de recordar si me lo dijo en francés o inglés. Sólo que la entendí. Que curioso! Fueron las únicas lagrimas que pude derramar en todo el día, como si no me pudiera permitir flaquear en esos momentos, y reconozco que tenía una losa sobre el pecho, un nudo en el estómago que no se deshacía, y quería llorar …pero no podía y eso,  es mucho mas doloroso que  derramar las emociones a través de las lagrimas.

El día era tan gris como hace un año, y la hora casi la misma. Cuando llegamos...no supimos reconocer el punto exacto. Únicamente el tramo, que recorrimos, curiosamente, escoltados por una interminable fila de camiones como si Javier, el camionero que nos saco, nuestro “angel”,  hubiera congregado a sus colegas para acompañarnos en estos momentos.

Y entonces juntamos nuestras manos, las apretamos fuertemente y lloramos juntos.  Luego puse ambas manos sobre el volante y las apreté contra él hasta que casi me dolieron. Angel puso su mano en mi hombro y luego la pasó suavemente por mi rostro, acariciándome…todo quedó atrás. Estábamos aquí y sanos y yo más viva que nunca. Es como si el revolcón me hubiera despertado del letargo y ahora pensara en las cosas que me he perdido de esta vida. Ahora no hago ni más ni menos que antes, pero lo que hago lo vivo de manera mas intensa, las saboreo, como un trago de buen aceite.

Luego nos quedó recorrer el trayecto hasta Angouleme, el que Angel hizo en la ambulancia y yo en la grúa que llevaba lo que había sido mi casa y la de mi familia, mi hogar sobre ruedas, durante 7 veranos. Ahora hacíamos el trayecto de forma distinta.

Ya había hecho lo que tenía que hacer, que era conducir, así que paramos en la primera área para cambiarnos. Entonces le pedí a Angel que me abrazara fuertemente, y así lo hicimos fundiéndonos los dos en un estrecho abrazo... Y continuamos rumbo a Paris con un cielo un poco menos plomizo, más alegre, más suave...¡que la suerte nos acompañe! Como  hasta ahora...o mejor.
Enviamos algunos mensajes a los chicos y a amigos y continuamos rumbo a Paris y a donde habíamos previsto llegar a hacer noche, a Chateau-Thierry.

Comimos y descansamos en un área para atacar París circunvalándola hacia el noreste por el anillo de la N104 y allí nos encontramos con un buen atasco. Limpiamente dejamos la capital de Francia a nuestra izquierda prometiéndome regresar por tercera vez a esta hermosa ciudad y pasear de nuevo, como lo hice la primera, hace 27 años de la mano de mi compañero, y la segunda, hace 12  con mis hijos, cuando aun disfrutábamos de su compañía. Paris una vez más, prometo regresar.

Nos encontramos ahora en el área de Chateau-Thierry a unos 50 km al Noreste de París. Preciosa, cuidada, limpia y tranquila a orillas del Marne. Parcelada y separada por setos, asfaltada donde se pone el vehículo y herbosa alrededor, con un césped limpio y cuidado. Ya quisieran muchos camping españoles tener el espacio y el buen gusto que tiene esta  área. Esta al lado del Mcdonal’d por lo que también disfrutamos de wifi.


El sistema de control de entrada al área es para nosotros totalmente novedoso, pero efectivo y claro. Hay una barrera y un poste con instrucciones en seis idiomas, entre ellos el español. La pantalla táctil te va dirigiendo por las distintas opciones, desde estancia por 24 o 48 horas, con luz, sin luz, si deseas salir provisionalmente o definitivamente, etc. Se introduce la tarjeta de crédito y se van siguiendo las instrucciones. Expide un ticket donde figura la clave para poder acceder a los servicios. 6,5 euros y con luz, 1,5 más. Los servicios están en un pequeño edificio a un lado del área. Tiene plazas para 11 autocaravanas, una de ellas para minusválidos. A última hora de la tarde había solo dos plazas libres y es que el sitio es delicioso.
Tras darnos una buena ducha conjunta –el tamaño lo permitía más que de sobra- recibimos  la llamada de los chicos. Nuestra compañera peluda Tula tenía fiebre, así que les dimos instrucciones y quedamos a la espera de lo que nos dijera mañana el veterinario. Pensamos que podría ser una recaída y también en internet encontré que el stress podría influir y era muy significativo que tuviera fiebre justo el segundo día de no estar nosotros. Estuve conectada un rato en el que consulté mis dos correos, contesté un par de ellos y puse uno a un amigo que al mes siguiente atraviesa Francia rumbo a Calais haciéndole algunas anotaciones sobre la ruta que en una primera parte sería común a la nuestra. Estuve un rato consultando sobre la enfermedad de Tula y las previsiones meteorológicas para la ascensión al Preikestolen en martes que viene...y ya no me dio tiempo a más. Las 10 de la noche nos sorprendieron sin cenar, cosa que en nosotros no es habitual. Después de pasear un poco junto a la orilla del río, sobre las 23,30 estábamos en la cama, tarde para nosotros, sobre todo teniendo que afrontar mañana las conflictivas autopistas alemanas a la altura de los nudos de Colonia y Dresden donde siempre hemos encontrado problemas.

Rumbo al norte. Continúo...
5 de julio,viernes

Itinerario: Chateau-Thierry-Area de Wildeshause (Sur de Bremen, Norte de Alemania)
Pernocta: area de Wildeshause (52.90039N;8.42741E). 5€. 
Km: 696.

 A las 5,30 hay luz. Se nota que vamos al norte. Oigo los trinos de los pájaros y disfruto de ellos. Me pongo la radio. Solo emisoras en francés. Elijo una de música. Me duermo algo hasta las 7,10h en que decido tocar diana pero estamos muy cansados. A este ritmo, en dos días no podremos movernos, así que hemos de relajarlo.  

Me hago un ovillito y a las 7,30 decidimos salir de la cama. Nos acercamos a cargar y descargar agua pero nos sorprende el borne que es para manguera y no llevamos boca para ella, así que nos conformamos con descargar grises.Desayunamos y nos disponemos a dejar esta pequeña pero encantadora área totalmente recomendable.

Ahora nos enfrentamos a la barrera que no conseguimos abrir. Descubrimos que hay que hacerlo desde el mismo poste eligiendo la opción adecuada que es la de abandonar el area de forma definitiva, y “voilá”! la barrera se abre.

Circulamos atravesando la localidad, cuna de La Fontaine. Y ¡qué bonitas son todas las ciudades francesas! Envidio su “laissez faire”, su buen gusto, su educación, el respeto por lo que les rodea y el cuidado de lo suyo y la habilidad para resaltar la belleza de las cosas.

Si algún catalán me lee, espero que no se ofenda, pero me encanta el champagne francés por lo que busco alguna bodega donde comprarlo pero ...afortunadamente para mi bolsillo no la encuentro. Hicimos una breve parada junto a un cementerio francés de la 1ª guerra mundial, de 1918, y que tiene las tumbas de más de 2000 soldados franceses.

Paseamos un poco en estos SIEMPRE, sobrecogedores lugares. Siento el dolor que encierra el sitio y cuando leo “muertos por Francia” no puedo dejar de  marcar cierta sonrisa crispada.  No creo que sus madres fueran consoladas con esto. Muertos por la sinrazón, por la locura, por las ansias de poder, muertos por la codicia, por....¿qué más da?...y entonces pensé que en esta ciudad habría gente que podría haber vivido dos guerras!!! ¡que locura más incomprensible!

 Pusimos rumbo a Luxemburgo con la idea de llenar el depósito de gas-oil pero según mis cálculos íbamos a llenar medio deposito y para ello nos desviábamos unos 50 km lo que suponía 5 litros y perderíamos unos 45 minutos. En el mejor de los casos ahorraríamos 5 ó 6 euros. Pero también emplearíamos tiempo y energía. Así que decidimos continuar: Lieja-Aachen por la A3-E40, luego A44 hacia el norte dejando Colonia, Dusseldorf y el nudo de Essen al Este. Después por la 58 (no autopista). Alcanzaríamos  la 43 y en Munster tomaríamos ya la A1 E37 dirección Bremen Hamburgo. Supuestamente es el camino más rápido aunque no sabemos lo que nos tendrá preparado la Sra. Merkel con sus obras.

Y en éstas  entramos en Bélgica y perdemos la conexión telefónica. Con el problemilla de Tula es importante  que estemos  conectados con los chicos, por lo que Angel lo hace manualmente con uno de los dos teléfonos ya que en poco entraríamos en Alemania y seguramente había que repetir el procedimiento. Pese a su nombre, teléfonos muy “tontos”, para lo más sencillo.

Hasta Alemania nada que destacar, excepto un tejón muerto en la cuneta (es el primero que vemos) y algunas obras mal señalizadas. Menos mal que funciona entre nosotros la solidaridad y con gestos nos vamos ayudando y entendiendo.

 Comimos en un área de Alemania y nos lanzamos a atacar el nudo más problemático y como si mis temores se materializaran, nada más entrar...atascazo. Así que estoicamente aguantamos un hermoso “bouchón” en el que apenas nos movemos y que parece deberse a un gran nudo en forma de trébol de cuatro hojas, pasado el cual nos encontramos alguno que otro, pero nada significativo.

Contactamos con los chicos: seguimos preocupados por Tula que no parece mejorar. La analítica ha empeorado considerablemente en una semana. Creen que es la picadura de una “garrapata”, pero no sabemos nada cierto. Quedamos a la espera de los resultados de una prueba y de la respuesta de una especialista, y se cambia la medicación.

Cuando me relajo escucho atentamente la letra de la canción de Serrat “Hoy puede ser un gran día” y describe casi a la perfección lo que pienso ahora de la vida: Y voy extrayendo trozos:

“...consume la vida a granel”
“dale día libre a la experiencia”
“saca de paseo a tus instintos y ventílalos al sol
y no dosifiques los placeres, si puedes derróchalos”
“Si la rutina te aplasta dile que ya basta de mediocridad...”
“que todo lo que te rodea se ha puesto para ti,
no lo mires desde la ventana y siéntate al festín”
“hoy puede ser un gran día, date una oportunidad” 
“pelea por lo que quieres y no desesperes si algo no anda bien”.

Preciosa y calca lo que siento.

Pasados los terribles atascos, comienza el “baile de las velocidades” sumado a la procesión de camiones. Y aunque reconozco que los alemanes conducen muy bien, no me gustan nada sus autopistas. Si hay solo dos carriles, en el  derecho, procesión de camiones y en el otro nos juntamos todos, los que llevamos una velocidad media y los que “despegan”. Miras el retrovisor para adelantar un “zambombo”. Despejado, pones intermitente, vuelves a mirar para salir…y zas!, un turismo en “vuelo rasante” pegado al culo. Esto en el mejor de los casos, que en peor, si no lo ves, inicias la maniobra de adelantamiento y en pocos segundos tienes alguno de estos bólidos pegado y aunque no dicen nada, te sientes empujado.  Si hay tres carriles, es un poco más facil: los “zambombos” a la derecha, en el centro, los de velocidad media, y en el de la izquierda los que despegan. Y es que los turismos que frecuentan este tercer carril  -BMV, Mercedes, Audi…-llevan unas velocidades medias cercanas o superiores a los 160-180 km/h hasta tal punto que algunos –como un jaguar- consiguen desplazarnos ligeramente cuando nos adelantan. Y no exagero. Quien haya conducido por estas autopistas sabe que es verdad

Nos dirigimos al area de Wildeshausem (52.90039N;8.42741E). La ciudad parece muy tranquila y a las 20h ya no se ve a nadie aunque el tiempo ha mejorado considerablemente y luce un sol precioso.  En un bosque, al final de una carretera vemos las autocaravanas. El lugar es precioso: arbolado, herboso, aunque los mejores sitios están ocupados por lo que tenemos que instalarnos  sobre el asfalto. 5 euros electricidad incluida. Al fondo, un  restaurante en el que no hay nadie. Conseguimos descifrar el poste donde se paga, y digo descifrar porque sólo está en alemán (o salchicho, como diría mi hijo). Echamos los 5 euros, apretamos el botón y sale ticket que se pone en el parabrisas. Vaciado de aguas gratis y cargar 0,50euros, aunque para llenarlo hace falta 1 euro.

Y estos alemanes son raros. Llega una autocaravana que es propiamente un autobús. Su tamaño impide ocupar una plaza así que se pone ocupando tres. Desciende una bolita con patasy me pregunta que como se hace (…lo de pagar, …). Tiene gracia: el área está llena de alemanes y me va a preguntar a mi. Le explico lo que he hecho y que creo que la electricidad está incluida, así que saca su carro de cable y se conecta.

Se oyen solo los trinos de los pajarillos. Hay que hablar bajito para no romper la paz. Me gusta el sitio.

El final para el principio. Atravesamos Jutlandia. 
6 de julio.Sábado

Recorrido: Wildeshause-Hirsthal (norte de Dinamarca)
Pernocta: Hirtshals (N 57° 35′ 26′′;E 9° 59′ 14′′). Playa. Libre
Km:653

Ha habido luz hasta las 22,30 y voces de niños jugando hasta esa hora. Luego...silencio total. A las 23h estamos en la cama. Mejoramos. Media hora antes que ayer.

Noche estupenda. De nuevo a las 5,30 hay luz y me despiertan los trinos de los pájaros. Me pongo la radio y escucho música clásica. El sueño me atrapa de nuevo hasta las 7,10. La hora bruja y nos levantamos veinte minutos después.

Posiblemente durante dos noches, si no más, no tendremos acceso a ninguna área de servicio, por lo que cargaremos y vaciaremos aguas. Ahora compruebo que las instrucciones están en alemán e inglés aunque inicialmente pienso que no entiendo ninguno de los dos ya que pone “trinking water”. Una holandesa se acerca a preguntarme como se usa el poste. Vaya,  se supone que la que está  más lejos de casa soy yo, -ella confiesa que esta tarde estará ya en la suya- manejándome en un idioma endiablado e incomprensible para mí por lo que más debería ser ayudada, pero…la echo una mano encantada. Cree que somos ingleses. Poco observadora, sobre todo cuando al decirla que somos españoles nos comenta que en invierno ha estado dos meses en la costa blanca. Pues mucho no se ha fijado en las matrículas…

Paramos a comprar pan en un Aldi pero no hay pan “cristiano”, de ese crujiente, recién hecho o al menos algo similar, así que nos dirigimos directamente a la autopista poniendo rumbo a Bremen, Hamburgo, Flensburgo y a nuestro destino final, Dinamarca.

Casi sin darnos cuenta nos adentramos en este país.Tenemos que atravesar la península de Jutlandia de Sur a Norte

Paramos a comer en un Área de la autopista. Estamos a tan solo 240 km de nuestro destino de hoy, pero el trayecto se hace muy pesado. Las carreteras tienen una limitación de velocidad de 110 km/h y si bien al principio tienen mucho trafico, según ascendemos, va disminuyendo por lo que se circula con absoluta tranquilidad. Pusimos el control de velocidad y prácticamente no tuvimos que tocarlo nada. Nos dirigimos a Skagen, en concreto Grenen, al punto donde se unen dos mares y ocurre un curioso efecto.

Dinamarca es bonita, pero muy aburrida. Enormes extensiones de cultivo de cereales se extienden por todos los lados en una monotonía monocromática de verde con suaves lomas roto solo por algunas manchas de arbolado y molinos de viento. Y así 250 km de autopista.

Ésta se acaba y nos dirigimos a Skagen y luego  a Grenen. Ahora la velocidad está limitada a 80 km/h y nadie se pasa a pesar de ser rectas con estupenda visibilidad para adelantar. Me aburro tanto que aprovecho que uno me adelanta para pisarle un poquito más alla de los 80. Hasta que llegamos  y nos encontramos sin mayores problemas en el aparcamiento para autocaravanas que hay en Grenen (57º44'20.55N 10º39'01.15E) .. Es de pago pero hasta las 18,00. y pasa media hora, por lo que “It's free”.

Veo un enorme tractor que tira de una especie de autobús de guiris.  El “sandormen” o gusano de arena. Había leído que el lugar que buscaba distaba unos 2 km del aparcamiento, por lo que sin pensarlo dos veces y sin mirar más allá, me acerqué a preguntar cuanto tiempo le quedaba para partir y donde se compraban los billetes.  Cinco minutos y en el mismo vehículo, así que subimos.

El tractor tira de nosotros y nos lleva a la playa para dejarnos en esta lengua de arena que separa dos mares del mar del Norte, el Kattegat (estrecho entre Jutlandia y Suecia) y el Skagerrak (entre Jutlandia y Noruega). Lugar de aguas tubulentas donde han sido comunes las varadas y naufragios de embarcaciones. Esta aguja de tierra sobre la que estamos se introduce en medio de estos dos mares y las olas chocan entre sí dando una extraña sensación de anarquía, de algo que parece no obedecer a las leyes de la naturaleza. Es la punta más septentrional de Dinamarca.

Todo el mundo se hace fotos en el punto, y como no, yo también. Para mi pesar, comprobamos que se podía haber llegado andando sin mayores problemas en un agradable paseo por la playa. Angel se enfada mucho porque además de apetecerle pasear, nos había costado la bonita cifra de 6 eurazos al cambio. Y el cabreo se prolonga más allá de los razonable para mí.

Regresamos en el mismo tren y en el aparcamiento nos encaramamos a un mirador que resulta ser los restos de un bunker de la 2ª Guerra Mundial y desde el que se atisban  otros dos más, la punta de Grenen y el faro.

Curioseamos los postes del estacionamiento y vemos como una alemana ha introducido una tarjeta de crédito que no puede extraer. Era nuestra “pesadilla” así que apiadados, intentamos ayudarla, sin éxito. Se acerca su marido, tira de la tarjeta y se la saca a lo que ella dice: “el poder de los hombres” y yo la respondo entre risas que no es verdad. Ponemos rumbo a Hirtshals llenando el depósito de gas-oil por el camino –no quiero ni pensar a cuánto vamos a pagar el gas-oil en Noruega- en cómo vamos a pagarlo- con la ayuda de un joven danés ya que no hay nadie que atienda la gasolinera. Aunque las instrucciones están también en inglés, preferimos la ayuda de una “persona humana”, por si acaso. Me entiendo bien con él. Son amables, pero algo distantes.

En Hirtshals siguiendo las señales de “Jfordline”  encontramos una explanada donde esperan turismos y autocaravanas. Nos acercamos a ver el punto de embarque, a escasos 500 m y decidimos quedarnos allí. El sitio bonito aunque deslucido por el puerto y unas obras.

Me ducho pero después de un rato, el agua sale fría. Descubrimos que la bombona está acabada. Menos mal que sólo es eso aunque me enfado por la falta de previsión: hemos paseado una bombona casi vacía por media Europa….y lo que queda. Cambiamos a la otra y termino. Ya son las  21,30 horas. Aprovecho para escribir algo. Ahora mismo una dorada luz entra por el parabrisas de la autocaravana. Son las 21,45 y todavía no se ha puesto el sol. Se va formando un disco dorado y rojo rodeado de tonos grises y va descendiendo lentamente. Su luz se cuela dentro de la autocaravana inundándola y pintándola de tonos anaranjados y rojos.Precioso espectáculo.

Hacia el sueño
7 de julio. Domingo

Recorrido: Hirsthal-Kristiansand-Lysebothn
Pernocta: Puerto de Lysebothn.
Km:225

Escribo en el ferry. He conseguido más o menos ponerme al día, aunque esto se mueve mucho, demasiado para mi, y a veces me siento mareada. Estamos muy cerca de las costas de Noruega. Hay una pequeña pantalla que nos indica en que punto estamos del trayecto. Nos han informado que la hora de llegada será las 12,30. Nos quedan 45 minutos.

Pero vuelvo a la noche para contar que me acosté agotada. Cada vez compruebo mas que me llevo al límite de mis fuerzas y de pronto me derrumbo. Y eso ocurrió ayer después de casi 2.400 km hechos en menos de 3 días. Destemplada, me desmayé hasta las 5,30h, recuperando el sueño hasta las 7,45h.

Vimos que la gente acudía al embarque antes de la hora aconsejada, así que desayunamos, lo preparamos todo y las 8,50h estábamos haciendo el “check-in”.  No encontraba el número de la reserva, así que entregué los papeles que en su día imprimí y me localizaron sin problema. Les comunico  que no llevo perro, así que rompen un papel. Será por si nos hundimos, para saber cuantas almas humanas y de chuchos iban...”Line 2”...para allá vamos.

Mientras esperamos observo la maniobra de desembarco. Siempre me impresiona la limpieza y rapidez con que se hace, aunque me sorprende la habilidad con la que sale una autocaravana enorme con carro y marcha atrás. Comienza el embarque. Empiezan por las motos y ordenan a dos autos que empiecen pero...¿marcha atrás?!!. Espero que en mi caso no sea así. Al rato ya nos dan la orden a nosotros y afortunadamente no es marcha atrás, pero tenemos que dar la vuelta dentro de la bodega por lo que tenemos que confiar en el danés que nos guía al MILIMETRO. Serio, como si se hubiera tragado el palo de una escoba cuando ve que no confío demasiado en él. Al final, cuando terminamos entre los dos, una sonrisa de lado a lado y felicitaciones levantando el dedo pulgar de la mano.

Subimos tres pisos y compruebo que está todo caóticamente ordenado al milímetro. Cada hueco, cada pequeño espacio está aprovechado...Mi último ferry fue el de irlanda donde la bodega era enorme y el orden perfecto con los vehículos fijados con cinchas por las ruedas, pero aquí no era así. Arriba, cómodas butacas donde la mayoría de los pasajeros dormita o lee. Atrás un trozo abierto donde al asomarse se puede comprobar la velocidad del ferry ya que levanta espumarajos de casi 2 metros de altura.

Necesito salir de vez en cuando porque esto se mueve mucho para ser tan grande. Son casi las 12.00. Quince minutos para llegar, aunque nos dijeron que realmente serían las 12,30h. Se acaba la batería del portátil y la señora de delante, empujada por la curiosidad –y tiene que ser mucha porque estos “bárbaros” controlan mucho esto-  se vuelve a echar un vistazo ya que durante dos horas no he parado de aporrear el teclado. La dedico una hermosa sonrisa y continúo.Me merezco un descanso. He conseguido ponerme al día.


Resumen del viaje de ida:


Recorrido: Boadilla del Monte-Labanne (Francia)-Chateau Thierry (Francia)-Wilderhausem (Alemania)-Hirtshals (Dinamarca)
Km Totales: 2.800
Días empleados: 2,5.
Lugares de pernocta:
Labanne (Francia): 43º35’46”N;1º27’17”E.  6€. 
Chateau-Thierry (Francia): 40º2’12”N;3º22’56”E. 6,5€
Wilderhousem (Alemania): 49º2’12”N;3º22’56”E.  5€
 Hirsthals (Dinamarca): 57º35’26”N;9º59’14”E. Libre.Playa.

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