2.3. NAVEGANDO POR MI SUEÑO.

Soñando...
12 de julio. Viernes

Itinerario: Voss-Gudvangen-Kaupanger (Naeroyfjorden. Ferry: 931Kr)-Hella- Dragsvik (FjaerlandsfjordenFerry: 83 Kr)-Balestrand-Hoyanger
Pernocta: muelle de Hoyanger (61º12’.89”N;7º6’04.48E). Gratuito.
Km: 151

Son las 19,45h. Mientras que escribo estas líneas tengo frente a mí una pequeña entrada del fiordo de los sueños.. 

Estamos en el muelle de Hoyanger (61º12’.89”N;7º6’04.48E). No hay ningún servicio. Tan solo unas espectaculares vistas al fiordo.


Y es en estos momentos cuando deseo traer a todos los que quiero para estrecharlos fuertemente y con este abrazo, transmitir la intensa emoción que me produce esta belleza.

Y sueño despierta y reflexiono: no es posible atrapar la belleza de este país en unas fotos. Tampoco recogerla en un relato. Ni siquiera transmitirla. Por eso me disculpo.
A noruega hay que venir con la mente abierta y el espíritu de un niño que es capaz de sorprenderse de todo, de admirarlo todo alrededor, de sentir, de llorar y de reir sinceramente y sin contenerse; de atreverse en cada curva de la carretera porque no sabes lo que te vas a encontrar, de no rendirse al cansancio y de navegar por la claridad de la noche  o entre la bruma de la lluvia siempre un poco mas allá...hay que venir en paz a buscar la serenidad. Sin prisa...solo a disfrutar.

La noche ha sido tranquila, como todas, no es ninguna novedad. Pero el día está gris. Una capa de nubes cubre las cimas y lo entristece un poco. “¡Vaya por Dios!”, pienso. Espero que el mal tiempo no se haya adelantado a las predicciones, porque estos vikingos son bastante exactos.

Mientras desayunamos pensamos en el día. Tenemos billete de ferry para las 17,30h, pero ¿y si llegáramos mas pronto, a tiempo de coger el de las 12,00h?.  El navegador nos da hora de llegada a las 10. Mucho tiempo de espera, aunque invirtamos parte de éste en acercarnos a la aldea de Undredal.

Como nos lo hemos tomado con tranquilidad, partimos a las 9 sin desayunar ya que a esa hora hay que comenzar a pagar el aparcamiento. Ponemos rumbo directo a Gudvangen y en el camino encontramos el aparcamiento de un supermercado, ideal para desayunar y además, para satisfacer con tranquilidad nuestra curiosidad sobre lo que comen y a qué precio. A las 10 ponemos rumbo definitivo  por la E16 al ferry, pero  pasamos por una catarata que no tenía prevista ni me figuraba en los mapas.


Paramos y, como no,  espectacular como todas. Creo que el agua y la nieve, ha sido muy generosa también este invierno y en la primavera con esta tierra, porque vemos como se descuelgan hilos, más grandes o pequeños, más o menos espectaculares, por muchas paredes durante nuestros recorridos. Y ésta se abre en cola de caballo saltando escaleras, lo que la hace especialmente hermosa al contrastar el blanco de sus aguas que se precipitan sobre el gris oscuro de la mole granítica por la que se descuelga.


Hemos invertido solo 15 minutos y tenemos la llegada prevista a las 11,30. La luz del día roza la perfección más absoluta y pasamos por un lago que es un espejo reflejando  todo lo que está a su alrededor. No puedo resistirme y en lugar de hacer fotos desde la autocaravana en movimiento, como hemos hecho muchas veces, me paro para disfrutar de encontrarme en el centro de un mágico y espectacular escenario. Mire por donde mire, girando sobre mí misma, lentamente….es belleza pura. Y me viene a la memoria la imagen de un motorista que llevaba una cámara instalada en el casco y el recuerdo de que alguien comentó que se había instalado una cámara en el exterior de la autocaravana.


Y es que para intentar captar algo de la belleza de este país habría que ir parando en cada curva, en cada rincón y al margen de que muchas carreteras no ofrecen esta posibilidad, el viaje se haría eterno, sobre todo si queremos extraer algo de la esencia de esta perfección, absorberla y dejar que las emociones que despierta su admiración campen a sus anchas.

El lago es un espejo perfecto y refleja todo su entorno con lo que la belleza se duplica. Una pequeña barca descansa sobre este mágico espejo y las florecillas de alrededor, mecidas casi imperceptiblemente por una suave brisa, dan un toque de color y de movimiento a este escenario de una belleza sobrecogedora, mire donde mire.


Y fotografío aquí y allá y sólo cuando veo estas imágenes después creo que he conseguido captar algo de esta belleza  y de la serenidad que produce su contemplación. Pero solo algo.

Continuamos camino y entonces pensamos que aunque al reservar el billete ponía expresamente que no se admitían cambios, deberíamos practicar mi filosofía de que el “NO ya lo tengo” y preguntar. Así que cuando llegamos a Gudvangen vemos un ferry,  mucho movimiento de autocares, y alguien con uniforme a quien me dirijo. Me dice que ese ferry va hacia el tren de Flam y que pregunte por el final de la fila que están los cobradores. Localizo a uno, le enseño la reserva  impresa del billete y le pregunto si hay algún problema en partir en el de las 12,15h y  sorprendentemente  me dice que no, así que me da un ticket que debo poner en el parabrisas. Genial!. Pero...me quedo sin visitar Undredal. Bueno, todo no puede ser. Hay que elegir.

Mientras esperamos en la cola, vemos como se “alimentan” los alemanes, ya entraditos en años, de un autocar: cogen una salchicha gorda, la mojan en la mostaza que hay en una bandeja de aluminio…y para dentro. Así, viendo esto,es fácil comprender sus dimensiones a lo ancho y los “descolgamientos” cuando la Ley de la Gravedad y los años suman sus fuerzas.


Quince minutos antes de la hora prevista llega el ferry. Y comienzan a embarcar los autocares. Dudo de que salgamos a tiempo, pero, una vez más lo consiguen. Angel se queda cerrando la autocaravana y yo, corro a buscar un asiento porque el trayecto es largo. Recolecto sillas una de aquí otra de allá.

Éste era otro de mis sueños: navegar a lo largo del Naeroyfjorden, el fiordo mas estrecho del mundo, que desemboca en el Aurlandstfjorden, espectacular fiordo que hace 5 años vimos desde arriba, cuando recorrimos la Aurlansvagen, carretera  de alta montaña que  va de Laerdal a Aurland, localidades que son unidas también por lo que es el  túnel mas largo del mundo y que aunque es una carretera estrecha y dura, es de las más hermosas que hayamos podido recorrer por este país. Conecto aquí mi pasado con mi presente y  dos épocas distintas de mi vida, cuando viajaba con mis hijos y veía la vida con otros ojos, y ahora, en la que nos han abandonado y miro mi presente y mi futuro con otra perspectiva muy distinta.

El ferry se desplaza silenciosamente por el fiordo, pasa por lo que nos dicen que es su punto mas estrecho y menos profundo (solo 12 m) para continuar navegando entre impresionantes paredes verticales por las que el agua en suaves hilos blancos, salta al vacío precipitándose al fiordo. Me pongo muy contenta cuando compruebo que nos van relatando el recorrido en varios idiomas, ¡incluido el español!. El castellano va consiguiendo un  lugar...por fin, porque aunque hablen en inglés, alemán, francés e incluso el italiano, era relativamente frecuente que faltara el castellano y siempre que he podido, me he quejado de esto.

Vamos viendo aldeas, o pequeños grupos de casas, algunas de las cuales carecen de carretera por lo que el único medio para llegar es el barco. El paisaje es imponente y aunque guardamos celosamente nuestras sillas, yo no paro, y me desplazo de babor a estribor y de proa a popa,  para no perderme nada y llenar mis ojos con esta belleza…hasta que me desborde…

En poco más de una hora salimos al Aurlandsfjorden  y seguimos acompañados por la espectacularidad de las paredes que flanquean nuestro paso. Luego al fiordo de los sueños que nos recibe con un viento gélido que hace que los turistas de proa abandonen sus sillas  y éstas, ligeras,  se desplacen libremente por la cubierta en un fantasmagórico baile. Nosotros hemos ido sumando prendas, a modo de pieles de cebolla pero el viento se hace desagradable. Pero en la popa se está un poco mejor y aguantamos.

Ahora el ferry navega por el ancho fiordo de los Sueños dirigiéndose casi a su  fondo. Este fiordo, el más largo del mundo, con 200 km de longitud, es más abierto y aunque hermoso, como todos, no es tan espectacular como el Naerofjorden al no tener esas paredes verticales tan pronunciadas y tan cerca entre sí.

Continuamos camino hacia Kaupanger y entablo una breve conversación con una pareja de españoles que me dicen que viajan en coche alquilado. Mucho dinero para viajar así por un país donde una barra de pan vale 3 euros, un litro de leche, 2 y el litro de gas-oil está a 2 euros. Me llama la atención –y esto es ya un “chisme”- la diferencia de edad entre ambos y no puedo evitar hacer conjeturas. Por supuesto, y como suele ocurrir por desgracia para nosotrAs,  ella es bastante más joven que él…

Y mientras que hablo con ellos –bueno, mejor con él, porque ella no abre la boca- y por tan solo un segundo, veo una foca que sale a la superficie para sumergirse rápidamente. Aunque la busco, ya no vuelve a salir. Como no he podido evitar hacer una exclamación y señalar el lugar, los que están a mi lado, aunque no entiendan lo que digo,  miran y buscan lo que ya no encontramos. Otro regalo del viaje.

La suerte nos acompaña, y por segunda vez...

Ahora, el sol se ha escondido tras las cimas que recogen el fiordo y el fresco se cuela por la puerta de la autocaravana que tengo abierta para no dejar de ver cada vez que levanto la vista  el fiordo de los sueños a mis pies. Oigo saltar los peces de vez en cuando, aunque no consigo verlos. Angel se queja de frío y me pide que la cierre. Yo me hago la loca y trato de aguantar un poco más. En el muelle hay, como siempre, gente pescando. Si fuera un deporte olímpico seguro que serían medallistas. Fiordo, lago o charco que hay…noruego con su caña y todo el mundo coge algo.

Ahora, lo único que oigo son los chillidos algo estridentes de las gaviotas y cuando cierre la puerta, pondré música para disfrutar de esto...a tope absorbiendo belleza y serenidad por cada poro de mi piel como si fuera una esponja, abierta a todo…

Regreso…Desembarcamos rápidamente en Kaupanger y  nos dirigimos intuitivamente a la iglesia de madera. Aunque el navegador nos indica que salgamos a la derecha, nos dirigimos a la izquierda y en pocos metros aparece una señal que delata que no nos hemos equivocado.

Pequeña, en comparación con otras que recuerdo de años atrás, pero todas sin excepción tienen una belleza singular que las hace especiales y hermosas a los ojos del viajero.

Son casi las 15,00 horas y el hambre aprieta. Seguimos la carretera, la 5 en dirección Balestrand. Es ancha y cómoda y circula a lo largo del fiordo de los sueños al que llevamos siempre a nuestra izquierda.

La luz en algunos momentos es estupenda y muestra postales de una gran belleza: el verde intenso de los pastos contrastando vivamente con el azul oscuro del agua del fiordo, enmarcado por cumbres que aun tienen rastros de nieve...Son imágenes fugaces, que desaparecen en la siguiente curva,   aunque tan solo se hayan recorrido unos metros, para ser sustituida por otras.Y uno siente que se mueve por dentro de un libro de postales o un calendario de paisajes cada cual más hermoso. Y recuerdo también lo que decía Carhec, que la misma carretera recorrida en un sentido es totalmente distinta a si la recorres en el otro. En fin, que sigo intentando recoger en mis palabras algo de la belleza de este país, y sigo disculpándome por que siento que no lo consigo.Y además, tampoco logro saturarme, ni siquiera un poquito. Todo lo contrario: quiero más.

Paramos a comer en el aparcamiento de un museo. Las vistas del restaurante de hoy son espléndidas. El sol iluminaba los colores de las florecillas que entre el verde, son mecidas suavemente por el viento que generoso, entra por la puerta de la autocaravana llenándolo todo con su luz.

Y llegamos al siguiente ferry, a Hella con dos destinos posibles, Dragsvik o Vangsnes. Realmente no sé a dónde voy, así que compruebo que el destino es Dragsvik. Nos ponemos en la fila correspondiente para cruzar esta vez el Fjaerlandsfjorden, otro pequeño brazo del fiordo de los Sueños. En escasos 15 minutos estamos en la otra orilla poniendo rumbo a Balestrand. La carretera tiene tramos estrechos con “apartaderos” pero vamos prácticamente solos hasta que nos encontramos a una alemana descalza en medio de la carretera parando el tráfico. “Vaya” pensamos, “¿qué habrá ocurrido?” y descubrimos detrás de ella una autocaravana de tamaño mediano. Con una sonrisa comentamos“¡Ni que llevara un autobús de 8 metros!”. No puedo evitar sonreir  con cierta malignidad al tratar de imaginarla dentro de unos días cuando se haya hartado de circular por carreteras realmente estrechas. Por lo menos tendrá que calzarse si no quiere despellejarse los pies!!! Porque va a tener que correr mucho para parar el tráfico que viene de frente.

Más que las carreteras estrechas me agobian   los largos túneles, y antes de nuestro destino de hoy, Hoyanger, atravesamos uno de 15 km. No hemos encontrado agua y aunque tenemos, no me gusta ir justa. Si mañana no podemos reponer, tendremos que buscar un camping donde hacerlo.

Son las 20,45  hay dos personas pescando y algún que otro barquito que sale y entra de este tranquilo muelle. Mañana los pronósticos meteorológicos no son buenos. Hasta hoy, hemos hecho lo que hemos podido y hemos aprovechado también, lo que nos han dejado. Ya hemos comprobado como la lluvia puede afear un paisaje y sabemos también como puede dificultar la conducción, pero estamos donde estamos.

Paréntesis de inverno 
 14 de julio

No he  podido resistir la tentación. Demasiado fuerte y yo cada vez, soy más débil.

Son las 14,30h. Estamos en Tyinhomen cerca de un sitio  llamado Eidsbubarden del que Carhec dijo que era un lugar al borde del lago Bygdin rodeado de “majestuosas montañas y de naturaleza maravillosa”. Y atraída por esta descripción y teniendo tiempo de sobra ya que vamos dos días adelantados sobre lo previsto, nos hemos desviado unos kilómetros para comprobarlo.

Y es difícil describir dónde y cómo estamos porque me siento sumergida en un paisaje que me produce cierta sensación de irrealidad.

Estamos en  medio del invierno. La temperatura exterior es de 4ºC. Llueve y la poca gente que vemos sale con ropa de invierno, guantes incluidos.  El lugar es espectacular. En medio de una corona de cimas manchadas con muchos puntos de nieve y junto a grandes lagos y lagunas. Hay casas, todas de madera, dispersas por esta impresionante semillanura a...desconozco la altura, pero debe ser considerable por lo que hemos subido y el frío que hace. La lástima es que la lluvia, que forma también parte de este inhóspito paisaje, resta visibilidad y luminosidad a lo que debe ser aún más espectacular sin nubes y con sol. Tenemos la calefacción puesta y no deja de soplar y acompaño estas líneas con un té muy caliente. Estamos sumergidos en el invierno.

El exterior me parece ahora más inhóspito aún y de una dureza casi extrema. Y contemplo a mi alrededor un paisaje manchado con lagos glaciares y pintado de verde mezclado con neveros. Es un paisaje de alta montaña. Continúa lloviendo y la temperatura se ha estabilizado en 4ºC. Continuamos. Nos desplazamos en nuestra burbuja...y en soledad. Dentro de unos instantes pondremos rumbo al sur, buscando temperaturas más cálidas. Escasos 400 km nos separan de Oslo aunque nos los tomaremos con mucha tranquilidad. Solo la búsqueda de lugares adecuados para pernoctar alterará nuestros horarios previstos o nuestros descansos

Después, cuando revisé las fotos pude comprobar  que pese a la oscuridad, tenían una belleza espectacular y no sé como, habían conseguido reflejar la dureza del paisaje y devolverme de nuevo al invierno que durante unos minutos…disfrutamos. Porque visto ahora, con la perspectiva del tiempo, haber contemplado esto con un sol luminoso y en un día despejado habría sido un lujo, pero seguramente no hubiera transmitido lo mismo que un día así, invernal, plomizo, triste, húmedo, frío…y, pese a todo, MUY HERMOSO.


La fuerza y la belleza del agua.
13 de julio. Sábado

Itinerario: Hoyanger-Vadheim-Hestad-Eikjlandsfossen-Forde-Huldefossen-La 13 .Gaularfjell- Dragvik-Hella (Ferry: 83 Kr)- Hafslo-Gaupne
Kilómetros: 254
Pernocta: Gaupne (Aparcamiento centro comercial. 61º24.174N;7º17.673E). Gratuito

Antes de acostarnos decidimos dar un paseo por la ciudad de Hoyanger. Una vez más nos quedamos admirados de su forma de ser, que para nosotros es envidiable. Vimos juguetes de niños que habían dejado sobre la arena  para continuar jugando con ellos al día siguiente. Pero lo que más nos sorprendió fue contemplar una sierra profesional en una casa que estaban construyendo cuyo valor rondaría los 1000 euros. La habían dejado allí, casi en la calle, para continuar trabajando al día siguiente. Supongo que ellos no comprenden algo tan evidente como es que alguien pueda coger lo que no es suyo. También observamos grupos de viviendas o urbanizaciones en los que no había ningún tipo de valla que separara unos jardines de otros. Eran comunes. De esa manera el espacio era abierto. Pero en cuanto a esto, no  creo que me gustara ver y tener tan cerca  a los familiares y amigos de mis vecinos, aunque reconozco que estéticamente es mucho más bonito.

Y por fin pude fotografiar la forma ingeniosa en que los noruegos transportas sus cañas de pescar.
Después de este breve paseo, y vencidos por el cansancio, nos fuimos a dormir.

Y se cumplieron los pronósticos meteorológicos: mañana gris y si bien por la noche había llovido, ahora el cielo había decidido no derramar su líquido elemento.  

Salimos de Hoyanger por otro túnel. Parece que esta ciudad está entre “túnel y túnel”. Continuamos junto al fiordo de los sueños, disfrutando de sus vistas. En Vadheim pusimos rumbo Norte hacia Forde, aunque nos desviamos antes para ir a Hestad donde había una bonita iglesia de madera que encontramos justo en medio de dos hermosos lagos.

De más de 10 metros de largo, data del siglo XIX y fue hecha a partir de materiales recuperados de otra. Pero curiosamente lo que nos pareció más hermoso fue la imagen de un pequeño barco descansando sobre las aguas del lago, imagen  que era a su vez reflejada como si fuera un espejo casi perfecto.

Y en nuestro  camino hacia este lugar empezamos a disfrutar de la que sería la primera cascada de toda una serie de ellas, la Eikjlandsfossen. Nos impresionó la fuerza y la cantidad de agua que llevaba y ambos nos miramos para decirnos que era imposible que un salmón pudiera subir eso...y todo para cerrar un círculo que terminaba con su propia muerte después del apareamiento. Luego hice   el chiste fácil: un polvo de muerte.

Deshicimos el camino tomando de nuevo la E39 hasta Forde donde llenamos el depósito de gas-oil en una gasolinera atendida por “personas humanas”. Antes pregunté si tenían agua para llenar nuestro depósito. La joven que atendía la gasolinera me miró con cara de haba y llamó a su compañera. Ésta me entendió y me mostró una enorme manguera enrollada en un carro con ruedas. El tamaño era compatible con el de una manguera de bomberos, pero no estábamos como para poner “peros”.  Pero el “pero” apareció a modo de un impresionante chorro de agua que teníamos que apuntar hacia el agujero del depósito de la autocaravana entrando tan solo una parte derramándo se el resto, así que no tuve más remedio que pedirla el favor de que disminuyera la presión, si eso era posible. Y afortunadamente lo fue. Conseguimos llenar nuestro depósito en menos que canta un gallo. Lástima de fotografía porque visto ahora el carro y la enorme manguera producen cierta hilaridad.
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Continuamos nuestro camino y encontramos la segunda cascada, la Huldefossen (61º26.094N; 5º58.980E). Dejamos la autocaravana en un espacioso y cómodo aparcamiento y dimos un agradable paseo campestre entrando por un  prado donde pacían tranquilamente las vacas. Espectacular caída de agua, como todas. En nuestro camino tan solo nos encontramos con una pareja lo que lo hizo más agradable.

De regreso dedicamos unos minutos a pensar qué hacer, si seguir el consejo de nuestro amigo Carhec de hacer la carretera 13 por Gaularfjell que anunciaba en nuestro mapa unos 20 km por “estrecheces”, o, dado el mal tiempo del que disfrutábamos, en Mostkog continuar por la E39 hasta Kjosnes y luego bajar por la 5.  

Sin tomar una decisión definitiva nos pusimos a comer para  disfrutar de un descanso después, intervalo en el que pudimos comprobar que el cielo había mudado algo su color, y de un gris oscuro amenazante, había pasado a un gris algo más claro y con más luz, por lo que nos dirigimos a Moskog y allí, sin pensarlo mucho, tomamos la 13 la Gaularfjell.

Y realmente la carretera resultó ser espectacular. Desde estas líneas, mi agradecimiento a nuestro amigo Carhec (Rafael) que pacientemente nos ha ido dando uno a uno consejos sobre rutas a tomar. Éstos me han ayudado a elaborar una ruta y me ha facilitado enormemente la búsqueda de información. Él nos ha precedido por muchas de estas carreteras, y gracias a su experiencia y su generosidad hemos ganado tiempo y disfrutado más de las cosas. Gracias de siempre.

Esta carretera de montaña, con buen firme y en general sin muchas “estrecheces”, es una belleza. Discurre por paisajes salvajes de una dureza en invierno difícil de imaginar. Luego llegamos al paseo de las cascadas. Leí que el “Fossestien” es un camino de varios kilómetros que sigue la rama principal del curso de agua del Gaular y que se puede empezar en cualquier punto. Hay cuatro lugares organizados con señales y carteles, mapas y zonas de aparcamiento que van uniendo cuatro principales cascadas: la Tornsnesstolen, Longestolen, Likholefossen y Eldal. Nosotros nos detuvimos en lo que debía ser la primera, en un aparcamiento junto a la carretera. Un puente nos pone encima de ella, pero decidimos descender un poco por la carretera para disfrutar de su vista desde abajo. Una vez más, nos sobrecoge la fuerza del agua que parece derrochar su poder blanco por los recovecos que puede.

Regresando a la autocaravana, me salgo de la carretera para fotografiar unas orquídeas y experimento una de las sensaciones mas curiosas y atractivas de este viaje: mis pies se hunden en la vegetación que cede a mi peso y la primera impresión es que me voy a mojar, pero no, sencillamente se hunden dos o tres dedos y es como si estuviera pisando una colchoneta de espuma de varios centímetros de grosor. Levanto un pie, se hunde el otro, otro paso...como una niña que descubre una diversión nueva, río feliz y flexiono levemente mis rodillas para luego estirarlas de nuevo y notar como mis pies se entierran para luego levantarse...curioso y divertido. Ni siquiera cuando estuvimos en Ganvik pisando la tundra recuerdo un suelo tan esponjoso ¿o lo veo de forma distinta?.

Si bien durante todo el camino es fácil ver como hilos de agua se precipitan al vacío por paredes graníticas casi verticales, no causa la  sobrecogedora impresión de ver tal cantidad de agua y con esta potencia desplazándose vertiginosamente hacia su final. Realmente nos hace dudar de que haya alguna fuerza que sea capaz de contenerla.

Continuamos nuestro camino y aparecen más señales de cascadas, pero ya...estamos algo cansados o mejor dicho, la palabra correcta quizás sería “saturados” de cascadas y a cada cual mas hermosa, mas bella, mas fuerte, mas sobrecogedora....así que continuamos hasta coronar no sin antes haber sumado el “sorteo de ovejitas” a la ya de por sí entretenida carretera..

Arriba nos espera un cómodo aparcamiento donde nos asomamos al otro lado.  Y me entra la risa floja: una serpenteante carretera con varias curvas que cambian de sentido desciende hasta el fiordo. La temperatura ha bajado hasta los 8ºC.

Iniciamos el descenso. Como dijo Angel, la carretera parece entretenida. Pero en poco tiempo hemos terminado, bordeamos el fiordo y sin darnos cuenta nos encontramos en Dragvik, en el ferry rumbo a Hella, otra vez, para tomar la carretera 55 recorriendo en sentido contrario el fiordo de los sueños hasta Sogndal y buscando ya desesperadamente un lugar tranquilo donde pasar la noche, lugar que no encontramos. 

Decidimos subir a Hafslo por la turística 55, donde teníamos anotado un posible lugar de pernocta. Pero antes probamos suerte en Solvorn, desde donde parte el ferry hacia Urnes pensando en su muelle, pero después de bajar nos encontramos una bonita señal de prohibición para autocaravanas y lo mismo en un pequeño aparcamiento junto a su iglesia. Así que nos “sacudimos el polvo” y hacia Hafslo. Pero el lugar indicado era un punto de información en medio de la carretera, solitario, así que algo desesperados, decidimos continuar hacia Gaupne donde, una vez más, nuestro amigo Carhec tenía anotada una pernocta en 61º24.174N;7º17.673E, junto a un centro comercial. Y allí llegamos cerca ya de las 21 h. Agotados, cansados y enojados....

Resumen

Recorrido: Voss-Gudvangen-Kaupanger (Naeroyfjorden. Ferry: 931Kr)-Hella- Dragsvik (FjaerlandsfjordenFerry: 83 Kr)-Balestrand-Hoyanger-Vadheim-Hestad-Eikjlandsfossen-Forde-Huldefossen-La 13 .Gaularfjell- Dragvik-Hella (Ferry: 83 Kr)- Hafslo-Gaupne
Km totales: 405
Km. acumulados: 3.755
Lugares de pernocta:
Muelle de Hoyanger (61º12’.89”N;7º6’04.48E). Gratuito.
Gaupne (Aparcamiento centro comercial. 61º24.174N;7º17.673E). Gratuito


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